No era la primera vez que salía con el móvil medio cargado, pensando que con un par de ajustes de batería y evitando vídeos tontos llegaría al final del día. Pero esta vez no fue suficiente. Había quedado, tenía varias cosas que hacer fuera de casa, y para cuando miré la pantalla, el icono de batería ya estaba en rojo. Y lo peor es que, claro, el cargador se había quedado en casa. Ni powerbank, ni cable, ni un enchufe cerca.
Fue entonces cuando recordé algo que nunca pensé que llegaría a usar: la carga inversa. Un amigo llevaba su Galaxy encima (un modelo reciente, como el mío, un Galaxy S25 Edge) y sin darle muchas vueltas puse mi móvil encima… y ahí empezó a cargar. No mucho, no rápido, pero lo justo para seguir el día sin quedarme tirado.
Lo que parecía que no iba a utilizar resultó útil de verdad
Siempre había visto lo de la carga inversa como esa función llamativa que Samsung mete para decir "mira todo lo que puede hacer este móvil". Lo imaginaba más como algo para fardar en reuniones techies que como algo que realmente llegaría a usar algún día. Y, sin embargo, ahí estaba yo, viendo cómo mi móvil ganaba porcentaje mientras descansaba sobre otro teléfono.
No es la forma más rápida de cargar, ni de lejos. Tampoco es para llenar la batería entera. Pero cuando llevas un 6% y necesitas responder correos, moverte por Maps o recibir un par de mensajes importantes, esos minutos cuentan.
Cómo funciona la carga inversa entre Galaxy
Por si alguien no la ha usado nunca, la función se llama Wireless PowerShare. Está disponible en varios modelos Galaxy de gama media-alta o alta (desde los S10 en adelante, los Note y hasta los plegables más recientes como el Z Fold7, por ejemplo) y lo que hace es simple: convierte tu móvil en una base de carga inalámbrica.

El otro móvil (el que necesita batería) sólo tiene que ser compatible con carga inalámbrica. Lo colocas bien centrado en la parte trasera del Galaxy que la ofrece, y listo. No hay más misterio. La carga es lenta, sí, pero funcional. Y no sólo sirve para otros móviles: también puedes cargar unos Galaxy Buds o un reloj, por ejemplo.
Desde ese día, confieso que tengo la función más presente. No es algo que use todos los días, pero ahora sé que está ahí si la necesito. Lo que me pareció una curiosidad más de catálogo se convirtió, sin querer, en lo que me salvó el día. Es una de esas funciones que no valoras… hasta que la necesitas.
Imágenes | Xataka
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