Ducharse y poner la lavadora a la vez no es buena idea. Especialmente si quieres ahorrar al máximo en la factura de la luz

Hacer estas dos tareas a la vez es común, pero puede provocar problemas en la presión del agua y generar un mayor gasto energético

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Juan Lorente

Editor

Cuando volvemos de la playa, siempre estamos deseando quitarnos todos esos restos de arena que llevamos encima. Por eso mismo, lo más común es echarlo todo a la lavadora, ponerla a funcionar y meternos en la ducha mientras. Es algo que tenemos interiorizado y que hacemos sin pensar, pero la realidad es que no es nada recomendable. Especialmente si utilizamos agua caliente en la lavadora (algo que quizás no es lo más recomendable con los bañadores y bikinis).

La explicación de esto es mucho más sencilla de lo que uno puede imaginar. Tanto la ducha como la lavadora van a utilizar, de forma simultánea, la instalación de tuberías que tenemos en casa. Por esa misma razón, deberíamos plantearnos si esperar a poner la lavadora cuando ya hayamos pasado todos por la ducha al volver de la playa. Esto es todo lo que debes de tener en cuenta.

Dos rutinas que es mejor hacer por separado

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Como decimos, lo idóneo es que, dentro de lo posible, hagamos estas dos rutinas por separado, especialmente si tenemos pensado ducharnos con agua caliente. Si tenemos un calentador en casa de tamaño pequeño o mediano, vamos a consumir toda el agua caliente en un abrir y cerrar de ojos. Esto, en muchos casos, puede llegar a provocar ciertos inconvenientes en la ducha, así como bajadas bruscas de presión.

¿En qué podemos notar esto? En la ducha, podemos sufrir un cambio brusco de la temperatura. En verano, que nos caiga un poco de agua fría no es demasiado problema, pero sí que es verdaderamente molesto si sufrimos un chorro de agua demasiado caliente. Por otro lado, la lavadora también puede sufrir estos problemas y el lavado puede no ser el adecuado (además de sufrir problemas en la integridad del electrodoméstico por la repetición de esta rutina doble).

Las consecuencias de hacer esta rutina conjunta también pueden llegar a la factura de la luz. Al tirar las dos cosas, de forma simultánea, del agua caliente, lo normal es que el termo trabaje de forma intensa para poder cumplir con la demanda tanto de la ducha como de la lavadora. Al perder eficiencia, como es lógico, la factura de la luz va a crecer. Y todo sin contar con que, a la larga, también puede dañar el termo.

Conociendo esto, lo ideal es, como es lógico, poner la lavadora una vez que terminemos todos en casa de ducharnos. Tampoco sería mala idea instalar algún tipo de limitador de presión, evitando así que se produzcan caídas demasiado grandes que puedan dañar las tuberías o la lavadora. Una de esas cosas que merece la pena conocer para proteger los electrodomésticos, como esas cosas que debemos de hacer en caso de irnos de vacaciones fuera de casa varios días.

Imagen | Steven Ungermann en Unsplash

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