Hoy en día no se juega como antes. Ya no es sólo sentarte con la consola o el ordenador y darle sin más. El tipo de pantalla que usas puede cambiar completamente la experiencia. Por eso, si estás pensando en comprarte una tele para jugar, hay algunos detalles clave que necesitas valorar para no acabar con una pantalla que luce bien en la tienda, pero luego no rinde en el juego.
No necesitas ser ingeniero ni gamer profesional. Con lo que te vamos a explicar en este post sabrás todo lo necesario para disfrutar al máximo de tus juegos en tu Smart TV.
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Panel OLED, QLED o LED… ¿cuál es mejor para jugar?
Lo primero que debes tener en cuenta es el tipo de panel. Si quieres negros profundos y un contraste brutal, los OLED son los que mejor rinden. Tienen tiempos de respuesta muy bajos y una calidad de imagen top. Samsung, por ejemplo, está apostando fuerte por sus nuevos paneles QD-OLED, que combinan lo mejor del OLED con el color y brillo de sus QLED.
Si buscas algo más equilibrado y resistente al burn-in (quemado de pantalla), los QLED de Samsung también son una opción muy interesante. Tienen buen brillo, colores potentes y aguantan bien largas sesiones de juego.
Los LED tradicionales son la opción más básica, pero si tu presupuesto es más ajustado, también pueden ser suficiente, aunque tendrás más limitaciones, claro...

La resolución también es importante
En 2025 es sumamente recomendable comprar una tele para jugar que sea al menos 4K. Los juegos actuales ya están optimizados para esa resolución y las consolas de nueva generación lo aprovechan bien.
Samsung lleva tiempo empujando fuerte en lo que es el 8K. A día de hoy no hay casi juegos nativos en esta resolución, pero si quieres tener una tele preparada para el futuro, y te lo puedes permitir, es una inversión a largo plazo.
El HDR es otro añadido interesante para jugar
Que un televisor tenga HDR hace que se mejore el rango dinámico, consiguiendo que los negros sean más profundos y los brillos más intensos. Lo más aconsejable es que la tele que compres tenga al menos HDR10+, una tecnología que Samsung impulsa frente a Dolby Vision.
También debes asegurarte de que el brillo máximo sea decente (por encima de los 600 nits reales), porque si no, apenas vas a notar el HDR en juegos con ambientes oscuros o efectos de luz intensos.

Tasa de refresco y tiempo de respuesta
Si quieres un televisor para jugar, tanto la tasa de refresco como el tiempo de respuesta son muy importantes.
Lo ideal es ir a por una Smart TV con al menos 120 Hz de refresco. Eso te garantiza una buena fluidez si tu consola o PC alcanza los 120 fps. Samsung ofrece en varios de sus modelos esa tasa en 4K e incluso hasta 144 Hz en algunos otros.
El tiempo de respuesta también importa: cuanto más bajo, mucho mejor. Si puedes elegir, busca teles con menos de 5 ms de respuesta para evitar el molesto ghosting (rastros o sombras de imágenes en movimiento) cuando todo se ve muy rápido.

Los puertos HDMI también marcan la diferencia
Este es un elemento que en ocasiones pasa desapercibido, pero que es muy importante.
Si tienes una consola como la PS5 o la Xbox Series X, necesitas al menos un puerto HDMI 2.1. Este estándar permite jugar en 4K a 120 Hz, y añade funciones como VRR (frecuencia de refresco variable) y ALLM (modo automático de baja latencia).
Samsung incluye HDMI 2.1 en buena parte de sus gamas medias y altas, así que si ves alguno con varios puertos 2.1, ya tienes medio camino hecho.

Tecnologías que también se deben tener en cuenta
Hay ciertas tecnologías que son relevantes porque sincronizan los fps del juego con los de la pantalla y eliminan el molesto efecto de imagen partida o tearing. FreeSync es de AMD, G-Sync es de NVIDIA, pero hay teles compatibles con ambas, sobre todo en gamas más actuales.
Samsung ha incorporado FreeSync Premium Pro en muchos de sus modelos, lo que garantiza una experiencia fluida incluso cuando hay saltos de rendimiento en el juego.
Otros detalles relevantes
Hay otros detalles que también hay que mencionar y tener en cuenta para orientar tu televisor hacia la mejor experiencia jugando.
Por ejemplo, el tamaño es importante, lo que no significa que cuanto más grande sea mejor. Una tele de muchas pulgadas en una habitación pequeña puede acabar siendo incómoda si no tienes suficiente distancia para verla bien. Lo ideal es que el tamaño esté en proporción con la distancia desde la que juegas.
El input lag, que es básicamente el tiempo que pasa entre que pulsas un botón y ves la acción en pantalla. s otro aspecto en que puedes fijarte. Cuanto más bajo, mejor.
Por último, que el televisor tenga un Modo juego (como muchos modelos Samsung) también ayuda bastante. Se puede conseguir la reducción al mínimo de todas las funciones que no tengan que ver con lo que estamos haciendo, garantizando todo el potencial posible.
Imágenes | Freepik AI, Microsoft Designer
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