No todo pasa por Netflix: la televisión tradicional se reorganiza y busca nuevo espacio en la TDT

El Ministerio para la Transformación Digital ha abierto el concurso para adjudicar una nueva licencia nacional de TDT que se emitirá en DVB-T2 y tendrá una concesión de quince años

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Manuel Naranjo

Editor

En medio del ruido del streaming y la guerra por la atención, la televisión en abierto mueve ficha: el Ministerio para la Transformación Digital ha abierto el concurso para adjudicar una nueva licencia nacional de TDT. 

Es un movimiento discreto en el calendario, pero con mucha miga: entre el 20 de octubre y el 20 de noviembre, las empresas interesadas pueden presentar su candidatura y la Administración tendrá un año para decidir. Lo relevante no es sólo quién se lleve la señal, sino cómo deberá emitir y qué implicará para el mapa televisivo que conocemos.

Qué se adjudica exactamente y por qué importa

La nueva señal ocupará el hueco que deja libre la múltiple digital MPE5 y nacerá con obligación técnica: emisión en DVB-T2. Eso, dicho en llano, significa dos cosas. 

Primero: la TDT da el salto a un estándar más eficiente, capaz de empaquetar mejor el ancho de banda. Segundo: se abre la puerta a más canales en Ultra Alta Definición y a una reorganización del espectro que llevaba tiempo sobre la mesa.

No hablamos de un ajuste cosmético: si el reparto de capacidad se hace con cabeza, veremos menos compresión, más calidad de imagen y espacio para formatos que hoy penalizan por bitrate.

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La concesión será de quince años renovable, un plazo suficientemente largo como para planificar inversión, amortizar infraestructura y construir una marca con presencia nacional. 

En un mercado donde la audiencia lineal ya no es lo que era, pero sigue pesando en informativos, eventos y deporte, una licencia de este tipo es un activo estratégico. Quien la obtenga no sólo suma cobertura, también gana un altavoz para negociar contenidos, publicidad y acuerdos de distribución.

Las quinielas: experiencia, músculo comercial y lecciones aprendidas

Todavía no hay candidaturas oficiales, pero ya hay nombres sobre la mesa. Se sitúa a Vocento y Grupo Godó como aspirantes bien posicionados.

Vocento lleva años demostrando oficio en televisión en abierto y conoce al detalle el mercado publicitario, un factor clave para que un canal nacional sea sostenible. Su encaje dependerá, eso sí, de cómo el pliego regule concentración y titularidad de licencias, un punto sensible cuando se busca equilibrio entre pluralidad y viabilidad.

Grupo Godó aparece también en las apuestas. Su trayectoria con 8TV 8cerrada en 2023 tras relanzamientos complicados) deja lecciones que no conviene obviar: levantar una oferta privada en abierto requiere paciencia, caja y una propuesta clara. A cambio, la compañía conserva estructura técnica y conocimiento del terreno que podrían facilitar un salto al ámbito nacional si ajustan bien el modelo.

En paralelo, ha habido rondas de nombres y movimientos financieros alrededor de PRISA y Global Alconaba, con especulaciones sobre su encaje con Movistar Plus+. El proyecto de PRISA se habría enfriado por decisión de la presidencia, desplazando el foco a posibles financiadores. 

De momento, prudencia: las alianzas entre grupos y la participación directa en TDT están por confirmar y dependerán tanto de la letra del pliego como de las condiciones finales del concurso.

Un canal nuevo en un ecosistema que ya no es el mismo

La oportunidad y el desafío conviven. La TDT compite hoy con plataformas que dominan hábitos y medición, pero sigue siendo decisiva en cobertura, coste de acceso y cita colectiva. 

El salto a DVB-T2 y UHD puede refrescar su propuesta si viene acompañado de contenidos que justifiquen la calidad y de una estrategia comercial adaptada a la fragmentación. También obligará a las cadenas a actualizar equipos, revisar redes de difusión y afinar la producción para sacar partido a la mayor definición.

El resultado del concurso no sólo pondrá un nuevo logo en la guía. Marcará la dirección técnica de la TDT para la próxima década y señalará qué tipo de operadores están dispuestos a invertir, innovar y pelear en abierto en plena era del streaming. Empieza la partida; ahora toca ver quién mueve ficha y con qué plan.

Imágenes | Dall-E con edición

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