La cámara del móvil se ha ganado un hueco propio en nuestras rutinas: la usas para guardar momentos, para mandar algo por WhatsApp, para subir una story o simplemente para recordar dónde aparcaste.
Precisamente por eso, cada pequeño atajo es de utilidad. Y en los Galaxy hay uno algo escondido que tiene más sustancia de la que muchos pueden pensar: cambiar lo que ocurre cuando deslizas la vista previa de la cámara hacia arriba o hacia abajo.
El gesto que siempre ha estado ahí, pero mal aprovechado
De serie, cuando abres la cámara de tu Galaxy y deslizas la imagen hacia arriba o hacia abajo, el teléfono cambia entre la cámara frontal y la trasera. Es cómodo, sí, pero también es algo que puedes hacer con un simple toque en el icono correspondiente.
Lo interesante es que Samsung permite darle otro uso a ese gesto: en lugar de cambiar entre la lente frontal o las traseras, puedes hacer que al deslizar se abra la barra de ajustes rápidos de la cámara. Es decir, convertir un movimiento que apenas usas en una puerta directa a los controles que realmente necesitas cuando vas con prisas.
Cómo se activa este ajuste
La ruta no es complicada, pero está lo bastante escondida como para que mucha gente ni se plantee tocarla:
- Abre la app de Cámara en tu Galaxy.
- Toca el icono de ajustes (el engranaje).
- Busca la opción relacionada con Deslizar vista previa hacia arriba/abajo.
- En lugar de Cambiar de cámara, elige Abrir ajustes rápidos.
A partir de ahí, cada vez que deslices la imagen hacia arriba o abajo no cambiarás de cámara: aparecerá la barra de controles rápidos sobre la foto, sin salir del modo en el que estás y sin tener que ir rebuscando entre menús.
Por qué este cambio tiene sentido en el día a día
La teoría está muy bien, pero esto se entiende mejor en situaciones concretas. Piensa en estos casos:
- Estás en interior, sales a la calle y de repente el sol pega fuerte.
- Pasas de hacer una foto estática, de un paisaje, por ejemplo, a alguien que va andando deprisa.
- Quieres cambiar de proporción porque sabes que la foto va directa a redes.
En esos momentos, tener que pelearte con la interfaz es lo último que apetece. Ya sabes: muchas veces, una foto es estar preparado en el momento exacto. Con el gesto reasignado, deslizas y tienes al momento acceso a ajustes como la resolución, la proporción, el temporizador, el flash, los filtros o el movimiento. No hay sensación de “me he perdido en la app”, simplemente ajustas lo que necesitas y sigues disparando.
El único “pero” es tener que acostumbrarse de nuevo
El inconveniente es evidente: si llevas años usando el gesto para cambiar de cámara, los primeros minutos vas a ir en piloto automático y te encontrarás abriendo ajustes en lugar de pasar al selfie. Es cuestión de un rato.
A cambio, empiezas a usar la cámara de otra forma: el cambio frontal/trasera pasa a ser un toque en el icono, y el gesto de deslizar se convierte en tu interruptor para tunear la foto sobre la marcha. Una vez te acostumbras, volver al comportamiento original se siente casi torpe.
¿Para quién merece la pena?
Si haces fotos de vez en cuando y poco más, seguramente seguirás viviendo igual. Pero si usas la cámara a diario (para trabajo, redes, viajes, familia), este tipo de detalles acaban marcando la diferencia. No estás añadiendo una función nueva ni un modo oculto, solo estás reordenando la forma en la que llegas a lo que de verdad sueles usar.
Es el típico ajuste que no sale en una presentación ni en un anuncio, pero que encaja muy bien con esa idea de “hacer el móvil más tuyo”. Un gesto que ya conocías, pero ahora con un papel mucho más útil cada vez que abres la cámara.
Imágenes | Manuel Naranjo
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