Hasta que no pruebas una, no te das cuenta de lo que cambia tener una buena secadora en casa. Las de evacuación hacían su trabajo, sí, pero dejaban la ropa caliente, a veces encogida y con un gasto eléctrico que se notaba.
Cambiar a una de bomba de calor (y más si es una de las que fabrica Samsung) es otro mundo. No sólo seca bien. Lo hace con menos energía, menos calor y mucho más cuidado. Y eso, cuando tienes prendas que te gustan de verdad, se agradece.
Ahorro real, no sólo en teoría
Las secadoras de bomba de calor no funcionan igual que las de toda la vida. En vez de calentar el aire y soltarlo al exterior, reutilizan el mismo aire caliente una y otra vez. Es como si reciclaran el calor. Gracias a eso, necesitan mucha menos electricidad para hacer lo mismo.
Samsung ha afinado esa tecnología al detalle. Sus modelos más recientes, por ejemplo, están en lo más alto en eficiencia energética. No hay milagros: lo que antes costaba más en la factura, ahora se nota muchísimo menos, gracias también a tecnología como Heat Pump. Y si tienes tarifa con discriminación horaria o paneles solares, todavía se nota más el ahorro.
Tu ropa te lo va a agradecer
Las secadoras de evacuación calientan tanto que a veces parece que las prendas han salido del horno. Con las de bomba de calor, eso no pasa. Usan temperaturas más suaves, pero sin que tarde media vida el secado.
Samsung, además, ha metido sistemas que ajustan el tiempo y la temperatura según lo que hay dentro del tambor. No es sólo cuestión de sensores: el aparato "sabe" si hay toallas, camisas o ropa delicada y actúa en consecuencia. Eso se traduce en menos desgaste, menos encogimientos y tejidos que aguantan mejor con el paso del tiempo.

Más fácil de instalar, más fácil de vivir con ella
Uno de esos detalles que no se suele mencionar es que las secadoras de bomba de calor no necesitan tubos al exterior. Nada de agujeros en la pared ni instalaciones complicadas. La colocas, la enchufas y listo.
Esto, para quien vive en un piso sin galería o sin terraza, es una bendición. Puedes ponerla en una despensa, en la cocina o en un baño sin preocuparte por el vapor. Y como no lanza aire caliente fuera, la habitación tampoco se recalienta.
Tecnología útil, no decorativa
Samsung ha metido funciones inteligentes que, si quieres, puedes ignorar. Pero si decides usarlas, ayudan y mucho. Puedes programarla desde el móvil, saber cuánto queda para que termine el ciclo o recibir una notificación cuando esté lista. No hace falta ser un experto en apps: está pensado para que lo entiendas sin complicaciones.
Y además, te recomienda qué programa usar según la carga. Esto, que parece una tontería, evita muchos errores. Porque todos hemos secado algo con el programa equivocado alguna vez.
Después de probar una secadora Samsung de bomba de calor, cuesta volver a las de antes. No es sólo por el ahorro, que también. Es por el trato a la ropa, por la comodidad y porque, simplemente, funciona mejor. Si tienes sitio para ponerla es uno de esos electrodomésticos que cambia tu día a día más de lo que esperabas.
Imágenes | Dall-E, CoPilot
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