Los errores al lavar la ropa que pueden estar irritando tu piel sin que lo sepas y que son más comunes de lo que imaginas

Pequeños cambios en la rutina de lavado pueden marcar la diferencia para que tu piel esté más tranquila y libre de molestias

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Manuel Naranjo

Editor

Quien tiene la piel sensible o convive con la dermatitis atópica sabe que basta un pequeño cambio para que aparezcan los picores, el enrojecimiento o esa sensación incómoda que no se va en todo el día.

Muchas veces culpamos al clima, a un jabón corporal o incluso a la comida… y no reparamos en que la verdadera causa podría estar en el tambor de la lavadora. Sí, la forma en que lavamos la ropa influye más de lo que creemos en la salud de nuestra piel.

Cuando el detergente pasa de aliado a enemigo

Es fácil caer en la tentación de echar "un poquito más" de detergente pensando que la ropa saldrá más limpia. Pero esa costumbre puede salir cara. El exceso no siempre se elimina en el aclarado y termina quedándose entre las fibras.

¿El resultado? Irritación, picor o molestias que parecen no tener explicación. La solución es sencilla: seguir la dosis recomendada y, si es posible, usar detergentes pensados para pieles delicadas, sin perfumes ni aditivos agresivos. Cumplen su función limpiadora igual, pero con menos riesgo de reacción.

El suavizante, con cuidado (o mejor, sin él)

suavizan en una lavadora

Aromas agradables y tacto suave… es algo ideal, pero para quienes tienen la piel reactiva, el suavizante puede ser un problema. Muchos contienen compuestos químicos que alteran la barrera protectora natural de la piel. Si notas que tu ropa recién lavada coincide con brotes o molestias, merece la pena probar a prescindir de él.

Antes de estrenar, mejor lavar

Esa camiseta nueva que tanto te gusta podría llevar más de lo que imaginas: restos de apresto, productos químicos para conservar la tela o incluso polvo acumulado en el transporte. Por eso, antes de ponértela por primera vez, un lavado rápido ayuda a eliminar todo lo que no debería entrar en contacto con tu piel.

La suciedad invisible también cuenta

ropa en una lavadora

Que una prenda no tenga manchas no significa que esté limpia. El uso diario deja en ella sudor, polvo, polen o partículas ambientales que, con el tiempo, pueden irritar. Un lavado regular es la mejor forma de mantener las fibras libres de estos residuos.

El tejido marca la diferencia

No todas las telas se comportan igual frente a la piel sensible. El algodón orgánico, el lino o la seda suelen ser más transpirables y amables al tacto. En cambio, la lana o ciertos sintéticos pueden generar fricción, retener humedad o provocar calor excesivo, factores que favorecen la irritación.

No sobrecargues la lavadora

A veces metemos más ropa de la que deberíamos "para aprovechar el lavado". Pero al hacerlo, el agua y el jabón no circulan bien, y el aclarado pierde eficacia. Eso significa que la ropa puede salir con restos de detergente que después estarán en contacto directo con tu piel.

Pequeños gestos como medir bien el detergente, elegir tejidos más respetuosos o lavar las prendas nuevas antes de usarlas no requieren grandes esfuerzos, pero sí pueden marcar la diferencia. Al final, cuidar la piel no empieza en el espejo del baño: empieza mucho antes, en la forma en que cuidamos nuestra ropa.

Imágenes | CoPilot, Freepik AI

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