No hace falta cambiar de coche para disfrutar de una experiencia cómoda al volante: con un soporte decente y un par de ajustes, el móvil puede cubrir casi todo lo que echas de menos de Android Auto. La idea es montar un “tablero” claro, con accesos grandes y lo mínimo imprescindible a un toque.
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Empieza por lo básico: un buen soporte
Colocar el teléfono bien visible y estable es la base. Los modelos que van a la rejilla del aire suelen quedar a la altura perfecta y no tapan la carretera. Mejor si permiten orientación horizontal y admiten carga: te olvidas de cables sueltos y el móvil aguanta mejor los viajes largos. Una vez fijado, todo fluye: conectas el Bluetooth del coche, subes un poco el brillo y listo para arrancar.

Un “dashboard” en el móvil
Si quieres una pantalla estilo consola de coche, hay launchers específicos para conducción que muestran botones grandes para mapas, música, llamadas y mensajes.
Su fuerte no es parecerse a Android Auto, sino darte una interfaz limpia y directa, con skins personalizables y widgets útiles como velocímetro, hora de llegada o control del reproductor. Para trayectos diarios funcionan de maravilla y suelen ir finos incluso en móviles modestos.
Opción minimalista: cambia el launcher del día a día
Si prefieres no instalar una app dedicada, un launcher ligero y configurable puede bastar. Con uno que permita orientación horizontal y favoritos en portada, dejas a mano los imprescindibles: Maps o Waze, tu reproductor, el marcador telefónico y el asistente.
La ventaja es que no cambias de “modo” al subirte al coche: tu pantalla de inicio ya está pensada para conducir y reduce las búsquedas en el cajón de apps.
El truco extra: convertir una tablet en “pantalla” de Android Auto
Si tienes una tablet vieja por casa, la puedes reciclar como centro de infoentretenimiento. Existen emuladores que replican la interfaz de Android Auto y hacen que el móvil “crea” que se ha conectado a una unidad del coche.
La experiencia es sorprendentemente completa: mapas a lo grande, control por voz, llamadas y tus apps compatibles de siempre. El emulador más popular es de pago (ronda los cinco euros), pero la inversión compensa si te planteas dejar la tablet instalada en el salpicadero o sujetarla con un soporte robusto.

Consejos de uso para redondear la experiencia
- Voz primero. Configura un asistente (Bixby, por ejemplo) para iniciar rutas, mandar audios o poner música sin tocar la pantalla.
- Mapas y música a un toque. Deja el widget de navegación y tu servicio de audio en la pantalla inicial del launcher elegido.
- Brillo y batería bajo control. Activa brillo automático y, si puedes, carga inalámbrica o por cable corto bien guiado.
- Notificaciones filtradas. Prioriza sólo llamadas y mensajes importantes con lectura por voz para no quitar la vista de la carretera.
Con estas piezas (soporte, interfaz adaptada y buenos hábitos) tu móvil pasa de ser “un apaño” a convertirse en un compañero de viaje muy digno. Y si te animas con la tablet, tendrás una experiencia aún más cercana a Android Auto por muy poco.
Imágenes | Dall-E con edición
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