Con el calor pegando fuerte desde bien temprano y la casa acumulando grados casi sin darte cuenta, tener aire acondicionado deja de ser un lujo para convertirse en algo bastante necesario.
Eso sí, estar a gusto sin que la factura se dispare requiere cierta mano: no se trata sólo de encender y ya, sino de usarlo con algo de cabeza. Y eso no siempre es tan evidente. Muchos se preguntan si es conveniente apagarlo de vez en cuando o dejarlo encendido siempre. Vamos a salir de esa duda.
Mejor dejarlo encendido o apagarlo a ratos: lo que conviene saber
Bastantes usuarios hacen lo siguiente: ponen el aire un rato, lo apagan cuando el ambiente está agradable y, al cabo de un tiempo, lo vuelven a encender.
A primera vista, parece una buena idea para ahorrar energía, pero en realidad sucede todo lo contrario. Cada vez que el equipo se enciende de nuevo, necesita trabajar más duro para enfriar otra vez la habitación y eso se traduce en un consumo mayor. Ese esfuerzo extra se refleja en una factura de luz más alta al final del mes.
En cambio, si estás en casa durante buena parte del día, lo más sensato suele ser dejar el aire funcionando de forma continua. No hace falta que esté al máximo, basta con que mantenga el clima estable. De esta forma, el sistema trabaja a ritmo constante, sin esos picos de energía tan comunes cuando se enciende y apaga cada poco tiempo.

Consejos prácticos para ahorrar con el aire sin pasar calor
La Organización de Consumidores y Usuarios, más conocida como OCU, destaca que hay aspectos clave que realmente influyen a la hora de ahorrar energía con el aire acondicionado. No hace falta complicarse demasiado, basta con aplicar sentido común y algunos trucos sencillos.
Lo primero es fijarse en la etiqueta energética del equipo. Si es de clase A+++, mucho mejor. Este tipo de modelos están pensados para rendir al máximo con un consumo reducido y eso se nota mes a mes.
Otro detalle que muchos pasan por alto: no hay que poner el aire a 19 grados como si vivieras en Islandia. Con mantenerlo entre 24 y 25 grados es más que suficiente. El cuerpo lo agradece y la factura también.

Además, los equipos con tecnología Inverter como los dispositivos de Samsung son una muy buena inversión. ¿Por qué? Porque se adaptan mejor a los cambios de temperatura y evitan que el motor esté arrancando y parando a cada rato, lo que ayuda a reducir el gasto.
El mantenimiento también cuenta. Si los filtros están sucios, el aparato tiene que forzarse más para funcionar y eso se traduce en más electricidad consumida. Una limpieza regular no lleva mucho tiempo y alarga la vida del equipo.
Si tu aire acondicionado incluye modo ECO, úsalo. Está diseñado justo para esos momentos en los que quieres seguir fresco sin gastar de más. Y si se puede conectar al WiFi, mucho mejor. Así puedes controlarlo con un asistente de voz o desde el móvil con SmartThings en el caso de los Samsung y programarlo para que se encienda o apague cuando te convenga.
Eso sí, no todo depende del aire. Bajar las persianas en las horas centrales del día, evitar que entre el sol a lo loco y aprovechar la ventilación natural cuando baja el calor también ayuda. Y si vas a estar fuera varias horas, lo mejor es apagarlo del todo. No tiene sentido dejarlo funcionando si no hay nadie en casa.
Imágenes | Freepik AI
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