El cajetín para el detergente de la lavadora puede ser un nido de suciedad. Samsung lo tiene previsto con una sencilla solución

La tecnología StayClean Drawer de Samsung mantiene el cajetín del detergente limpio en cada lavado sin que tengas que preocuparte por frotar

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Manuel Naranjo

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Hay rincones de la casa que nos recuerdan que la limpieza absoluta no existe. El cajetín del detergente es uno de ellos: empieza impecable y, sin que te des cuenta, acaba con una película pegajosa de jabón, suavizante y humedad que se resiste a salir. 

Con StayClean Drawer, Samsung ataca justo ahí: no para convertir la lavadora en un gadget futurista, sino para evitar que tengas que desmontar y frotar ese compartimento cada dos por tres.

Por qué el cajetín se ensucia tanto

La culpa no es sólo de “echar de más”, aunque siempre es bueno echar el justo. Los detergentes líquidos tienden a adherirse a las paredes del cajetín si el flujo de agua no los arrastra de una vez; los suavizantes son viscosos y dejan una película que, con el tiempo, se convierte en caldo de cultivo para malos olores y moho. 

A eso súmale usos cortos y en frío, que disuelven peor los restos, y paradas largas entre lavados. Resultado: suciedad que se acumula y que te obliga a tener que limpiar el compartimento cada dos por tres.

Qué hace exactamente StayClean Drawer

La idea no tiene misterio, pero está bien resuelta: chorros de agua dirigidos al interior del cajetín que actúan como una “barrida” en el momento justo. En vez de un simple hilo que moja lo que pilla, el sistema empuja el detergente hacia el sifón y limpia esquinas y bordes donde más se acumulan los restos. Es un trabajo de presión y dirección: menos remansos, menos película pegajosa, menos necesidad de sacar la bandeja para meterla bajo el grifo.

En la práctica, desaparece una tarea que solemos posponer. El dosificado es más limpio y constante: no quedan gotas colgando que, con el siguiente lavado, se mezclen con más producto y acaben formándose “costras”. 

Eso mejora la higiene del ciclo (lo que echas llega al tambor cuando debe) y reduce el riesgo de olores por estancamiento en el cajetín. También evita que el compartimento se atasque o que te encuentres con la sorpresa de un charco al abrirlo.

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Eficiencia y cuidado de la ropa

No es sólo comodidad. Cuando el cajetín no retiene restos, aprovechas mejor el detergente y evitas sobre-dosificar “por si acaso”. Las fibras lo agradecen: menos residuos significa menos rigidez en prendas y toallas, y menos irritaciones en pieles sensibles

Además, un cajetín que no acumula suciedad prolonga la vida del conjunto: hay menos humedad persistente, menos biofilm y menos posibilidades de que el sistema de entrada de agua acabe dando guerra.

¿Hace falta seguir limpiándolo?

Conviene revisarlo de vez en cuando (igual que la goma de la puerta o el filtro), pero la diferencia es que ya no dependes de limpiezas a fondo cada pocas semanas. Un repaso ocasional con un paño y airear el cajetín si no vas a lavar durante días suele bastar. El resto lo hace el propio flujo dirigido del StayClean Drawer cada vez que pones la lavadora.

No es la típica función que vende por sí sola una lavadora, pero sí una de esas mejoras discretas que cambian la experiencia. Menos mantenimiento, menos olores y la tranquilidad de saber que el producto entra y el cajetín queda limpio. 

Imágenes | Dall-E, Google AI Studio

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