Encendemos la secadora, giramos la rueda y listo. Pero detrás de ese gesto hay decisiones que afectan a la factura, al tiempo que tardas y, sobre todo, a cómo envejecen tus prendas.
En los paneles de Samsung suele repetirse la misma tríada (Eco, Standard y Rápido) y no son simples nombres bonitos: cada uno ajusta temperatura, flujo de aire y duración de manera distinta. Elegir con cabeza hace que las toallas salgan esponjosas sin abrasar fibras, que el vaquero no se apelmace y que el recibo de la luz no se dispare sin necesidad.
Eco: menos vatios, más paciencia
Eco apuesta por temperaturas moderadas y ciclos largos. En modelos con bomba de calor, exprime especialmente bien la energía: el aire se reaprovecha y se trabaja a menos grados, lo que cuida el tejido y reduce consumo.
La contrapartida es el reloj: tarda más. Compensa con cargas completas y cuando no hay prisa (noches, horas valle). Es el modo que mejor mima mezclas de algodón y sintéticos de diario.
Truco práctico: limpia filtro de pelusas y, si tu máquina lo permite, activa el antiarrugas al final; ayuda a que la ropa salga lista para doblar sin un repaso de plancha.
Standard: el comodín que acierta casi siempre
El programa Standard equilibra tiempo y energía. Suele apoyarse en sensores de humedad que miden la carga y cortan cuando toca, evitando sobresecar. Es el que usarás el 70% de las veces: toallas, sudaderas, vaqueros, ropa de cama ligera…
No es tan lento como Eco ni tan exigente como Rápido. Si te preocupa la forma de las prendas, combina Standard con una temperatura media y cesta bien distribuida; la secadora lo agradecerá y tú también. Consejo: no mezcles vaqueros pesados con camisetas finas si quieres un acabado uniforme.

Rápido: resolver el apuro sin castigar la colada
Rápido existe para ese "lo necesito ya". Acorta el ciclo y sube la intensidad del secado para pequeñas cargas: una camiseta, un par de camisetas técnicas, ropa de gimnasio.
Gasta más por minuto y puede endurecer fibras si te pasas, así que úsalo con cabeza y tejidos que toleren bien el calor. Si el tambor queda casi vacío, mejor aún: el aire circula mejor y el resultado es más homogéneo. Al terminar, deja unos minutos de enfriado o antiarrugas para que no se marquen pliegues.
Cómo elegir sin liarte
La pregunta no es cuál es "mejor", sino qué necesitas hoy. Si buscas ahorro y no te corre prisa, Eco. Para el día a día sin complicaciones, Standard. Para salir del paso con una prenda concreta, Rápido.
Y dos recordatorios que marcan la diferencia: no sobrecargues (el aire tiene que moverse) y mantén filtros y condensador limpios; la máquina seca antes, gasta menos y cuida mejor la ropa. Con ese mínimo de atención, los tres programas dejan de ser etiquetas y se convierten en una herramienta real para ajustar el secado a tu ritmo, tu ropa y tu bolsillo.
Imágenes | Perplexity
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