Muchos usuarios deciden dejar de usar WhatsApp y buscar otras alternativas. Hay un motivo común para esta decisión

WhatsApp es propiedad de Meta, la misma empresa que tiene Facebook o Instagram

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Manuel Naranjo

Editor

WhatsApp sigue siendo la app de mensajería que todos tenemos instalada y donde están la mayoría de nuestros contactos, pero eso no significa que sea la única puerta de entrada a nuestras conversaciones diarias. 

En los últimos años han madurado opciones que, según lo que valores (privacidad, funciones extra o simple comodidad), pueden encajar incluso mejor en tu rutina.

Por qué plantearse otras apps

Como casi todo el mundo, empecé usando WhatsApp por pura inercia: es lo que usa la familia, el grupo del trabajo y el chat del barrio. Conviene aclarar algo desde el principio: la aplicación es segura y las charlas están protegidas con cifrado de extremo a extremo. El aluvión de spam y las estafas que circulan se controlan bloqueando remitentes desconocidos y afinando los ajustes de privacidad.

Entonces, ¿por qué cambiar o, al menos, abrir la puerta a otras opciones? Para muchos, la respuesta pasa por quién está detrás. WhatsApp pertenece a Meta (el mismo paraguas que Facebook e Instagram) y no todo el mundo se siente cómodo con su modelo de recopilación de datos. A partir de ahí entran en juego alternativas consolidadas que ofrecen otra filosofía y herramientas diferentes.

Telegram: funciones a raudales y comunidad creciente

Telegram

Llevo años con una cuenta de Telegram y cada vez me encuentro a más gente allí. Ese efecto red importa: si tus contactos están, el salto es sencillo. Su gran baza es la versatilidad. Los bots convierten archivos, gestionan RSS, programan recordatorios o automatizan tareas; mucha gente lo usa además como “nube” personal para guardar notas, documentos o fotos sin complicarse.

En el apartado de privacidad, Telegram permite ajustar con precisión quién ve tu foto, tu biografía o tu última hora de conexión, y puedes usar un nombre de usuario para hablar sin compartir el número. El punto a considerar: el cifrado de extremo a extremo no está activo por defecto en todos los chats, sino en los llamados “chats secretos”. Aun así, como herramienta todo terreno, es difícil de igualar

Signal: si tu prioridad es la privacidad

Signal

Si lo que te mueve es minimizar huella y datos, Signal es la apuesta más clara. La aplicación no recolecta información personal y todas las conversaciones van cifradas de extremo a extremo. 

La experiencia es sencilla, sin adornos, y su código está auditado de forma abierta. ¿El “pero”? La base de usuarios todavía es menor que la de WhatsApp o Telegram, así que es habitual que parte de tus contactos no esté allí y tengas que mantener más de una app instalada.

No es un salto al vacío: convivir es posible

Explorar alternativas no significa pulsar “borrar” en WhatsApp y desaparecer. Puedes ir migrando conversaciones con quienes ya están en Telegram o Signal y mantener WhatsApp para esos grupos donde cambiar es más complicado. Esa convivencia es, de hecho, el escenario más cómodo: eliges herramienta según contexto, personas y necesidades.

WhatsApp funciona, es popular y cada vez suma más opciones de control; para la mayoría seguirá siendo suficiente. Pero si valoras funciones avanzadas, flexibilidad o una política de datos distinta, merece la pena dar una oportunidad a Telegram y Signal. Lo importante es que la app se adapte a ti (y no al revés): si te permite hablar con quien quieres y con el nivel de privacidad que buscas, es la correcta.

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