Hoy día, todo tiene conexión WiFi. Muchas veces no sabemos ni siquiera por qué o para qué, pero el caso es que las palabras "smart" o "inteligente" proliferan sin medida y se colocan al lado de todo tipo de dispositivos. Uno de ellos son las Smart TVs, que sí, han cambiado nuestra vida y nuestra forma de ver la tele. Se merecen el apelativo, pero a veces es mejor dejar su conexión WiFi en segundo plano.
Yo por ejemplo, siempre he preferido conectar el ordenador de sobremesa y la tele a la red usando el clásico cable Ethernet. Me parece mucho más lógico en dispositivos que no se suelen mover del sitio, por no mencionar que la conexión que se consigue es mucho más veloz y estable. Hoy te doy cinco motivos por los que tú también deberías hacerlo si aún tienes tu Smart TV conectada a internet inalámbricamente.
Velocidad, ante todo velocidad

Como sabrás, las conexiones por cable Ethernet suelen ser más rápidas que las inalámbricas: no hay pérdida por ir por el aire o por la distancia al router. Así pues, si tenemos contratado con nuestro proveedor, por ejemplo, 600 Mbps, nuestro dispositivo conectado por cable debería recibir 60 MB por segundo de bajada, algo que difícilmente nos va a ofrecer la conexión por WiFi.
Por tanto, para usos como el streaming usando las apps instaladas en nuestra Smart TV, nos va a venir mucho mejor disponer de una conexión por cable Ethernet directamente al router.
Si además, tu televisor es de última generación y sabes que cuenta con puerto Ethernet Gigabit, estás tardando en sacarle provecho a esta característica. Las velocidades que vas a conseguir con él son como para no acordarse del WiFi, créenos.
Tendremos una menor latencia

La latencia, como también sabrás, es el tiempo que transcurre desde enviamos una petición a un servidor y éste nos responde; la ida y la vuelta dicho en términos profanos. Esto influye en aspectos como la navegación web, el tiempo que tardamos en poder disfrutar de una película o serie en streaming una vez la seleccionamos o por supuesto, si usamos la tele para jugar, (con apps instaladas, no a través de una consola).
Lo importante en este aspecto es que la latencia suele ser algo mayor en conexiones WiFi. Puede que no nos afecte demasiado para ver una película, pero a la hora de jugar, es crucial evitarla. También puede afectar cuando consumimos contenidos en directo, como los que proporcionan las apps de IPTV o las de las propias cadenas de TDT. La latencia se mide en milisegundos, y siempre nos irá mejor cuanto menor sea el número de milisegundos de latencia que tengamos.
¿Cobertura? ¿Qué es eso?
Si usamos cable, no tendremos problema alguno de cobertura. Es bien sabido que las redes WiFi son un mundo, cada una de un padre y una madre diferentes. El router que funciona a las mil maravillas en una casa puede no hacerlo en otra. La arquitectura y los materiales de construcción así como la colocación del router y todos los obstáculos que encuentre la señal entre él y la tele influyen en la calidad de la señal que recibiremos.
Si usamos un conexión por cable para nuestra Smart TV, acabamos con este problema de un plumazo: siempre tendremos una conexión estable y sin microcortes o interrupciones.
Además usando la conexión por cable, nos ahorraremos los quebraderos de cabeza que suele causar la saturación de redes en lugares en los que hay muchos vecinos con redes WiFi. No tendrás que preocuparte de andar buscando entre canales o cambiando entre las redes de 5 GHz o 2,4 GHz por ejemplo.
Jugar con cable es otra cosa

Por supuesto, como ya hemos comentado, el cable es lo que necesitas si quieres jugar en streaming, en la nube o en juegos online. Cualquier juego para Tizen que permita jugar online, te irá mejor si usas el puerto Ethernet de la tele, y ni que decir tiene que, si eres de los que usan el juego en streaming de Xbox Cloud Gaming, por ejemplo, la experiencia será mucho, mucho más óptima con un cable de por medio.
Ten en cuenta que el lag ya es un suplicio si estás simplemente jugando online. Pero piensa que si juegas en streaming, sin una consola o PC haciendo de dispositivo local, se necesitan muchos más datos de subida y de bajada, por lo que nuestra WiFi puede no dar abasto con la velocidad óptima.
Por último, no olvides la seguridad

Todos hemos oídos leyendas urbanas sobre el vecino hacker. Suelen ser bulos o historias que la gente cuenta, pero a veces, hay gente con intenciones no tan buenas. Si usamos las redes inalámbricas siempre estamos más expuestos a una intrusión en nuestra red y por tanto de nuestro televisor.
Y no es que éste no sea seguro, pero siempre hay quién sabe cómo saltarse todos los filtros de seguridad. Nuestro televisor estará lleno de contraseñas, como cualquier otro de nuestros dispositivos. En él alojamos nuestras cuentas, no sólo de Netflix o de Spotify. En muchos casos también tenemos la de Amazon (y eso implica que puedan hacer compras usando nuestros datos), o los datos de nuestra tarjeta bancaria si somos de comprar apps o alquilar películas en cualquier servicio de streaming.
El televisor también puede sufrir accesos no deseados si está conectado a la red mediante cable, pero siempre es más complicado.
Dicho todo esto, ya conoces mis motivos para usar el cable Ethernet. Son aplicables a la tele, pero también a mi ordenador de sobremesa y a mi consola. De hecho, son los tres dispositivos en los que no renuncio nunca a este tipo de conexión, por muy cómodo que sea evitar tirar cables entre ellos y el router. Ahora, si nunca te lo habías planteado así, puede que quieras hacer las cosas de otra forma.
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