Durante años, "modo ahorro" en la tele era sinónimo de imagen lavada y brillo por los suelos. En las últimas hornadas de Samsung (especialmente en Neo QLED y OLED) la película es otra: la inteligencia artificial se mete en mitad del proceso de imagen y decide, fotograma a fotograma, dónde merece la pena gastar energía y dónde no.
El resultado no es un "bajar el brillo y listo", sino una gestión fina que mantiene el punch visual mientras reduce el consumo de forma inteligente.
Por qué la IA puede ahorrar donde antes no se podía
La clave está en que la IA no trabaja a ciegas. Analiza el contenido en tiempo real y entiende su estructura: detecta zonas oscuras, picos de luminancia, transiciones suaves, bordes y texturas.
Con esa información, decide cuánta luz necesita cada parte de la imagen para que a tus ojos siga viéndose igual. No se trata de bajar el listón global, sino de repartirlo mejor. La tele deja de ser un foco uniforme y pasa a comportarse como un iluminador que prioriza lo importante y atenúa lo prescindible.
El "cerebro" que toma decisiones: Neural Quantum Processor
Samsung apoya esta estrategia en su Neural Quantum Processor, un chip con redes neuronales dedicadas para tareas muy concretas: escalado, reducción de ruido, realce de detalle y mapeo de tonos.
Ese mismo análisis sirve para energía. Si una escena es mayoritariamente oscura, el procesador reduce la retroiluminación (o la emisión por píxel en OLED) justo en las áreas que admiten recorte sin que el negro se levante ni el detalle se pierda. Y cuando llega un pico de luz puntual, entrega la luminancia donde se nota (reflejos, especulares, subtítulos) sin "inundar" el resto del panel.

Cómo se recortan vatios sin que la imagen se venga abajo
En Neo QLED, los Quantum Mini LED permiten atenuar miles de zonas de manera independiente. La IA combina el local dimming con un mapeo de tonos dinámico que reinterpreta la curva PQ de cada contenido: preserva el contraste percibido en altas luces y comprime lo que el ojo apenas distingue. Sumado al volumen de color de los Quantum Dot, puede mantener saturaciones vivas sin necesidad de empujar el brillo tan arriba.
En pantallas OLED, donde cada píxel emite luz, el ajuste va al milímetro: la IA reduce la corriente en regiones que lo permiten sin tocar negros ni degradar el microcontraste.
Además, coordina su trabajo con los límites térmicos y el ABL (Automatic Brightness Limiter) para evitar picos prolongados que disparen el consumo en escenas muy claras.
Un detalle poco visible, pero importante: al limpiar ruido y realzar bordes antes, el televisor necesita menos luz para que la imagen "parezca" igual de nítida. Es eficiencia por percepción, no por fuerza bruta.

Sensores y entorno: la otra mitad del ahorro
La IA no sólo mira la pantalla, también mira tu salón. Con Adaptive Brightness/Adaptive Picture, el televisor mide la luz ambiental y ajusta la luminancia de referencia.
En una habitación en penumbra, mantener un brillo de día soleado no tiene sentido; la IA baja el listón de forma suave, sin saltos. Algunos modelos añaden detección de presencia: si te levantas y no hay movimiento, atenúan o apagan tras un tiempo configurable. A efectos prácticos, es como si la tele supiera cuándo no merece la pena seguir gastando.
AI Energy Mode y el panel de control en SmartThings
El AI Energy Mode centraliza estas políticas. Desde SmartThings Energy ves el consumo estimado, comparas días y activas perfiles. Si lo habilitas, el televisor ajusta brillo global y local, modula el tono de blancos en SDR y controla la agresividad del local dimming según contenido y tamaño de pantalla.
Lo interesante es que no es un botón mágico único: convive con modos de imagen, así que puedes tener tu "Película" o "Filmmaker" de siempre y, encima, el algoritmo energético afinando lo que no se ve.

La letra pequeña: HDR exigente y gaming
No todo es jauja. En HDR con muchas altas luces sostenidas (deportes a pleno sol, animación muy brillante), hay menos margen para recortar sin que se note. Y en modo Juego, la prioridad es la latencia.
El televisor puede seguir optimizando la retroiluminación, pero desactiva ciertas "pillerías" que añadirían procesamiento. Aun así, el control zonal de Mini LED y el ajuste por píxel en OLED mantienen un colchón de eficiencia que antes no existía, incluso a 120/144 Hz.
Hacia dónde va esto
El siguiente paso lógico es cruzar datos: hábitos de visionado, patrones de carga de la red y horarios de tarifas. Si el sistema sabe que tu salón por la noche está a 30 lux y que sueles ver cine oscuro, puede perfilar un objetivo de luminancia más bajo por defecto y recuperar punch sólo cuando hace falta. Todo ello manteniendo modos "puristas" para quien quiera máxima fidelidad, pero con una capa energética que ya no estropea la experiencia.
En resumidas cuentas: en los Samsung actuales, la IA no es un adorno. Es un gestor que entiende la imagen, el entorno y tu uso para gastar luz donde suma y ahorrarla donde sobra. Y lo hace sin castigar el placer de ver una buena película. Justo lo que pedíamos de un modo ahorro… pero bien hecho.
Imágenes | Xataka
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