Más allá del escaparate tecnológico: para quién tienen sentido los televisores 8K

Los televisores 8K de Samsung aprovechan procesadores con redes neuronales capaces de mejorar la imagen incluso cuando el contenido original no supera el 4K

TV 8K Samsung
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Manuel Naranjo

Editor

Durante un tiempo, decir "8K" sonaba a escaparate tecnológico: un concepto llamativo para ferias, showrooms y vídeos de demostración imposibles, más que para el salón de casa. Ahora, con diagonales cada vez más grandes, procesadores de imagen mucho más potentes y un ecosistema algo más maduro, empieza a tener sentido hacerse una pregunta más concreta: no si el 8K es para todos, sino para quién sí lo es.

Usuarios que se fijan en todo (y se sientan cerca de la pantalla)

televisor 8K

Hay un tipo de espectador que no ve “una serie” sin más. Mira texturas, pelo, piel, reflejos, el grano del asfalto en una escena nocturna. En una tele de 55 o 65 pulgadas, la diferencia frente al 4K es discutible; en 75, 85 pulgadas marca un antes y un después. 

Es ahí donde los modelos 8K de Samsung encajan: el aumento de densidad de pixeles hace que la imagen aguante sin desmoronarse cuando estás relativamente cerca, algo clave en salones donde la pantalla ha crecido más rápido que los metros cuadrados.

En ese perfil encajan quienes disfrutan afinando la calidad, ajustan modos de imagen y no tienen problema en dedicar un rato a configurar la tele el primer día. Son los que notan cuando el procesador trabaja bien… y cuando no.

Salones grandes, paredes libres y ganas de “tener cine” en casa

8K Samsung

El 8K tiene sentido cuando el tamaño deja de ser moderado. Si tienes una pared libre, sofás a buena distancia y la idea clara de que quieres una experiencia cercana a una sala de cine, la combinación de grandes diagonales con resolución 8K deja de ser un exceso.

Los Neo QLED 8K de Samsung están pensados justo para eso: mucho brillo para no depender de persianas bajadas, control bastante fino de zonas para no convertir los negros en manchas grises y un procesado que evita que las caras parezcan de plástico. Aquí el usuario tipo no es el que mira la tele de fondo: es el que apaga luces, busca buena pista de audio y disfruta la película como plan del día.

Creadores de contenido, foto y vídeo que necesitan ver con más detalle

Hay otro grupo menos ruidoso, pero muy claro: fotógrafos, videógrafos, editores y creadores que trabajan en alta resolución. No van a usar un televisor como monitor de referencia principal, pero sí como pantalla grande para revisar planos, enseñar proyectos o comprobar cómo respira una pieza en formato “salón”.

Para ellos, tener un televisor 8K bien calibrado puede ser muy útil. Significa disponer de una buena reproducción de color, definición suficiente para detectar errores que en pantallas pequeñas pasan desapercibidos y un escalado que no destroza las imágenes cuando el material viene en 4K. Para ellos no es una cuestión de ocio; es una herramienta.

Usuarios que quieren comprar una vez con la mirada puesta en el futuro

No falta quien se plantea la compra con calma: “voy a invertir más, pero quiero algo que me dure”. Ese perfil encaja bastante bien con el 8K siempre que se cumplan dos condiciones: tamaño grande y cierto interés por la calidad de imagen. Aunque hoy falte catálogo nativo abundante, el escalado por IA de los modelos actuales hace que el contenido 4K se vea realmente bien, y cuando llegue más contenido en 8K nativo, la pantalla ya estará preparada.

No es una tecnología pensada para quien pone la TDT de fondo todo el día. Sí para quien combina plataformas de streaming, consola, PC, contenidos propios y quiere una tele que no se quede corta en dos generaciones.

Entonces, ¿para quién no es el 8K?

Pero, si hay usuarios a los que les puede encajar el 8K es porque también los hay para los que no está destinado. O no al menos de momento. Por ejemplo, quien va a quedarse en 55-65 pulgadas, quien no se fija en nada más allá del “se ve bien / se ve mal”, quien prioriza precio por encima de todo o vive en un salón pequeño donde no se puede aprovechar la resolución extra, el 8K es más bien inútil. En esos casos, un buen 4K de gama media-alta tiene mucho más sentido.

Pero si encajas en alguno de los perfiles anteriores, los 8K de Samsung dejan de ser solo un escaparate llamativo y empiezan a ser una opción lógica: no perfecta para todos, pero muy clara para quienes saben lo que buscan cuando encienden la tele.

Imágenes | Samsung, Xataka

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