Siempre usaba el ciclo rápido de la lavadora y lo estaba haciendo mal: estaba acortando su vida y subiendo la factura de la luz

Cada vez tenemos menos tiempo y más prisas. Con el ritmo de vida que llevamos es lógico que mucha gente tire del ciclo rápido en la lavadora. Es cómodo, va al grano y en menos de media hora tienes la ropa lista. Además, suena bien eso de que gasta menos agua y menos luz.

Pero ojo, porque lo que a primera vista parece una buena idea puede acabar siendo un error si se convierte en la opción de siempre. Porque, aunque no lo parezca, el ahorro que promete el programa rápido no siempre se traduce en una factura más baja, ni mucho menos en un lavado eficiente.

Para qué sirven realmente los ciclos rápidos

Los ciclos rápidos no son malos. De hecho, son muy útiles cuando se usan con cabeza. Están diseñados para lavar pequeñas cantidades de ropa que no estén demasiado sucias.

Básicamente, para unas camisetas, un par de toallas o algo que se haya usado poco. Son cortos y consumen menos recursos, sí, pero también lavan con menos agua, a menor temperatura y durante mucho menos tiempo.

El problema aparece cuando se abusa de ellos. Es fácil caer en la trampa de pensar que, porque dura menos, siempre va a gastar menos. Y no. Esa lógica, aunque parece tener sentido, no siempre se cumple.

¿Realmente consumen menos electricidad?

A corto plazo, un ciclo rápido puede suponer un consumo menor si se utiliza en las condiciones para las que fue creado. El problema es que, si lo usas para lavar cargas grandes o ropa muy sucia, probablemente no limpie bien.

¿Y qué haces entonces? Vuelves a poner otra lavadora. Resultado: doble gasto de agua, detergente y electricidad. Y todo por intentar ahorrar unos minutos.

En cambio, los ciclos más largos y con etiqueta ECO de la lavadora Samsung, aunque tarden más tiempo, están diseñados justo para lo contrario: gastar lo mínimo posible y ahorrar en la factura de la luz con la lavadora.

Lo consiguen lavando a temperaturas más bajas y optimizando el uso del agua y la energía. Así que, aunque estén funcionando durante dos horas, el consumo real puede ser incluso menor que el de un ciclo rápido mal aprovechado.

Más allá del consumo: la vida útil de la lavadora

Hay otro detalle que muchas veces se pasa por alto: forzar la lavadora Samsung con ciclos rápidos para ropa que no encaja en ese programa no sólo implica un lavado deficiente, también puede acortar la vida del electrodoméstico.

Al funcionar a mayor velocidad en menos tiempo, el motor y los componentes trabajan más exigidos. A largo plazo, eso se traduce en averías antes de tiempo y en un desgaste que podría haberse evitado.

Además, si la ropa no se enjuaga bien, se acumulan residuos de detergente en el tambor o en las prendas. Eso puede provocar malos olores o incluso problemas de piel si la ropa se pone sin estar bien aclarada.

Entonces, ¿qué conviene hacer?

No se trata de desterrar el ciclo rápido, ni mucho menos. Es una función útil, pero como todo, hay que saber cuándo utilizarla. Si lavas poca ropa, con poca suciedad, adelante. Pero para todo lo demás, conviene elegir un programa estándar o un ciclo eco, aunque tarde más. Lo importante es que la lavadora funcione como debe, que la ropa salga realmente limpia y que el consumo sea eficiente de verdad, no sólo en apariencia.

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Al final, el ahorro no está en que la lavadora termine antes, sino en no tener que repetir el lavado. Y en cuidar tanto tu ropa como tu electrodoméstico para que duren lo máximo posible.

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