Las cocinas abiertas son una maravilla: conectan espacios, dan amplitud y lucen increíbles. Pero tienen un pequeño gran enemigo que no siempre se ve… aunque se huele: los olores al cocinar. Si no eliges bien la campana extractora, tu salón terminará oliendo a frito, pescado o cebolla cada vez que cocines. Y eso, por mucho diseño bonito que tengas, puede arruinar la experiencia.
Por eso, si estás reformando o montando tu cocina y estás dudando sobre qué aspectos no hay que pasar por alto al elegir tu nueva campana, tienes que pensar en algunos detalles que no pueden fallar, como la elección de una campana extractora con la potencia adecuada. No basta con que sea bonita o que combine con el resto: tiene que ser eficaz. Y para eso, hay algunos puntos que debes tener muy en cuenta.
El truco está en hacer los cálculos

Según Rubén Rodríguez, experto en diseño de cocinas y director de Cocinas Suarco, el gran error está en no calcular bien la potencia que necesita tu campana. No vale con que “parezca potente”: debe ser capaz de renovar el aire entre 6 y 12 veces por hora.
¿Cómo se calcula eso? Muy fácil: mide el largo, ancho y alto de tu cocina, multiplícalo y luego por 6. Ese resultado es el caudal mínimo en m³/h que debe tener tu campana. Para que te hagas una idea, en cocinas abiertas la potencia mínima recomendada es de 600 m³/h, y en espacios grandes es mejor subir a 700–800 m³/h.
Ojo al tamaño y la altura: no es decorativo, es funcional
Otro detalle importante que a veces se pasa por alto: la campana debe ser más ancha que tu placa de cocción. Lo ideal es que sobresalga unos 10-15 cm por cada lado. Es decir, si tu placa mide 60 cm, la campana debería medir 90 cm.
Y la altura también importa. En cocinas abiertas, si usas una campana de techo, colócala entre 140 y 160 cm desde la zona de cocción. Si es de pared o de isla, cambia la medida:
- Gas: entre 65–70 cm de altura.
- Vitro o inducción: entre 55–60 cm.
Una mala instalación en altura puede hacer que la campana pierda eficacia, y eso se traduce en más olores por la casa.
No quieres que tu cocina suene como un avión despegando, ¿verdad? Aquí es donde entra en juego otro factor fundamental: la salida de humos debe estar bien diseñada. Cuantos más codos y curvas tenga el tubo, más ruido y menos potencia. La recomendación del experto: tubos cortos, directos, de buen diámetro y lisos.
A nivel de decibelios, lo ideal es que la campana no supere los 60 dB en velocidad media (algo similar al sonido de una conversación tranquila). Si puedes elegir una con modo “eco” o silencioso, mucho mejor.
¿Campana vista, integrada o en la placa?
El tipo de campana también marca la diferencia. Las campanas de isla pueden quedar geniales si tienes una cocina abierta con península o isla, pero requieren salida de aire al exterior o buenos filtros. A no ser que busques mucho diseño, no son las más habituales.
En cambio, las campanas integradas en la placa son tendencia total. Ahorran espacio, no interrumpen la estética de la cocina y, si eliges un modelo potente, funcionan muy bien incluso en cocinas abiertas. Son ideales si buscas minimalismo y eficiencia.
Imágenes | Freepik AI
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