Si alguna vez has acabado de ver la tele y la apagas desde la regleta donde está enchufada debes saber que no es nada bueno. Si tienes una Smart TV de Samsung, especialmente una OLED, esta manera de realizar el apagado puede estar jugando en tu contra.
Detrás de ese simple clic en la regleta hay procesos que se interrumpen, funciones que se bloquean y, en algunos casos, tecnologías que pueden quedar tocadas con el tiempo. Hay varios motivos por los que es mejor no hacerlo así.
Por qué no deberías apagar tu Smart TV desde una regleta
Hoy en día, las Smart TV no tienen nada que ver con aquellas teles "de toda la vida" que únicamente servían para cambiar de canal y ajustar el volumen. Ahora son dispositivos mucho más complejos que tienen sistema operativo, se conectan a Internet, se pueden actualizar y gestionan distintos componentes a la vez.
Cuando encendemos una Smart TV, aunque parezca que arranca en un par de segundos, en realidad está poniendo en marcha su sistema operativo y varios procesos internos que la dejan lista para usar. Y lo mismo ocurre al apagarla: no se apaga de golpe, sino que realiza una serie de tareas para cerrar todo correctamente.

Si cortamos la corriente de forma brusca desde una regleta, dicho proceso no se lleva a cabo, y eso se convierte en costumbre, puede acabar afectando al rendimiento general del televisor.
Y no sólo eso. Dependiendo de cómo esté configurada la regleta y de los aparatos conectados a ella, también es posible que se generen pequeños picos de energía al encenderla o apagarla, lo que puede dañar los componentes internos de la tele si no están bien protegidos.
A eso se le debe sumar que las Smart TV como las de Samsung también pueden realizar tareas de mantenimiento y actualizaciones de firmware de forma automática, normalmente cuando no las estamos utilizando. Si apagamos la tele desde una regleta, no sólo podríamos interrumpir esas tareas, sino que algunas ni siquiera llegarán a iniciarse. Y eso puede provocar que fallos en el dispositivo.
Por qué es aún peor si tienes una OLED
En el caso de los televisores OLED, el tema es todavía más delicado. Estos modelos utilizan compuestos orgánicos que se van degradando con el tiempo y el uso. Aunque los fabricantes han avanzado mucho y han implementado medidas para minimizar este desgaste, sigue siendo un punto débil de la tecnología.
Para evitarlo, las teles OLED modernas ejecutan de forma automática unos ciclos de mantenimiento. Básicamente, el televisor revisa el estado de cada píxel y aplica pequeños ajustes de voltaje para que todos se mantengan uniformes.

Samsung, por ejemplo, ha desarrollado la tecnología QD-OLED que evita el quemado de la pantalla optimizando la gestión térmica y la distribución del uso de los píxeles.
Pero en el resto de televisores OLED, el problema es que si cortas la corriente desde una regleta justo al terminar de ver la tele, toda esta protección no tiene la oportunidad de ejecutarse. Y si eso ocurre de forma repetida, lo que se acumula es desgaste desigual entre los píxeles, algo que con el tiempo puede acabar en quemados definitivos.
Así que si tienes una OLED, lo mejor es apagarla siempre con el mando y dejarla enchufada. Así podrá hacer sus ciclos de mantenimiento sin problema, incluso algunos más intensos que se ejecutan automáticamente cada cierto tiempo.
Imágenes | Freepik, Dall-E
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