Cuando llega una tele nueva a casa, lo normal es que toda la atención se la lleve el aparato. Es lo lógico: sacarla del cartón, quitarle los plásticos, encenderla por primera vez. Pero en el caso de Samsung, hay algo más que deberíamos mirar antes de tirar la caja al contenedor. Ese cartón tiene más intención de la que parece. Y no, no está diseñado así por estética ni por casualidad.
Si has comprado uno de los televisores QLED u OLED de Samsung, quizá te hayas fijado: las cajas tienen patrones de puntos impresos, algunos cortes precisos y un QR que parece puesto ahí para algo más que llevarte a la web de soporte. Todo eso tiene una razón de ser.
La forma del cartón no es aleatoria: está pensada para reutilizarse
Samsung lleva tiempo apostando por lo que llama Eco-Packaging, un sistema de embalaje que busca reducir el impacto ambiental del cartón. Pero no lo hace simplemente cambiando el material o eliminando tintas. Lo hace diseñando la caja como si fuera parte del producto. Porque lo es.
Cada una de esas cajas está trazada con una cuadrícula de puntos guía que permite, literalmente, recortar y montar el cartón en forma de muebles, organizadores, juguetes o elementos decorativos. Y para que funcione, el diseño estructural de la caja tiene que cumplir una serie de condiciones: debe tener medidas proporcionales, cortes exactos, dobleces bien definidos y una rigidez suficiente como para mantener su nueva forma una vez reciclada.

¿Por qué esas dimensiones? ¿Por qué ese diseño?
Aquí entra en juego el trabajo del equipo de diseño industrial de Samsung. Las dimensiones de las cajas están pensadas para que los cortes coincidan con módulos reutilizables. Es decir, no son cajas simplemente adaptadas al tamaño del televisor, sino que están configuradas para poder transformarse. La altura, la anchura y la forma de plegado están calculadas para dar lugar a estructuras estables sin necesidad de pegamento ni herramientas.
Por eso muchas de estas cajas tienen forma rectangular y, por eso, los laterales no son completamente planos: deben poder actuar como piezas de unión. Además, los materiales usados no llevan capas plastificadas, lo que facilita su manipulación y montaje sin que se rasguen con facilidad. Y eso sin renunciar a su función principal: proteger el televisor durante el transporte.
De caja a objeto útil: así es como Samsung lo ha hecho posible
Una vez tienes el televisor en casa, puedes escanear el código QR de la caja y acceder a un catálogo de ideas. Ahí te explican cómo convertir ese cartón en una casita para el gato, un revistero, una estantería de pared o incluso una bandeja para el escritorio. Las instrucciones están pensadas para que no necesites más que tus manos y algo de tiempo.
Lo interesante es que cada diseño propuesto encaja con el tipo y tamaño de la caja de tu televisor, lo que demuestra que hay un trabajo previo real, no un simple "haz lo que quieras con el cartón". Es reutilización con sentido.
Podríamos pensar que todo esto es un detalle menor, algo más estético que funcional. Pero cuando lo piensas bien, la mayoría de los embalajes acaban en el cubo sin aportar nada más que protección temporal. Aquí, sin embargo, el cartón sigue teniendo vida una vez que el producto ya está fuera.
Es una forma de mirar el diseño desde otro ángulo: no como algo que termina en el momento de la compra, sino como parte del ecosistema de uso. Y en un contexto donde la sostenibilidad no puede ser una idea vacía, que una marca del tamaño de Samsung apueste por este tipo de soluciones es algo que vale la pena contar.
Imágenes | Samsung, Reddit
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