Las Galaxy XR son otra historia: basta con decir lo que quieres y Gemini se encarga

Las Galaxy XR integran Gemini, la inteligencia artificial de Google, para permitir controlar todo el visor con la voz y vivir una experiencia totalmente inmersiva

Manuel Naranjo

Editor

Samsung no ha llegado a la “realidad extendida” para engordar el catálogo: ha puesto el foco en algo que realmente marca diferencia cuando llevas un visor puesto, el control por voz.

Con las Galaxy XR y la integración de Gemini en Android XR, la interacción deja de ser un baile de menús flotantes para convertirse en algo mucho más natural: decir lo que quieres y que ocurra.

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Voz primero: manos libres de verdad

Cuando tienes el casco puesto, cualquier gesto que te evite perseguir iconos en el aire se agradece. Aquí la voz no es un simple dictado; es navegación, búsqueda y automatización en la misma frase. Pedir “abre mis fotos de la última escapada”, “llévame a Manhattan” o “pon la serie donde la dejé”, desencadena rutas entre apps sin que tengas que pensar en ventanas ni confirmaciones.

Lo importante es que Gemini entiende la intención y la traduce en acciones encadenadas, algo clave cuando no hay teclado ni ratón y quieres moverte ágil por un espacio 3D.

Android XR como base: menos fricción entre apps

Android XR significa que muchas piezas que ya conoces del móvil encajan sin pelearse. Mapas en modo sobrevuelo, un Chrome “gigante” delante de ti, recuerdos en Fotos o plataformas de streaming con interfaz adaptada al entorno inmersivo: todo convive en la misma sala virtual.

Incluso funciones como “rodear para buscar” tienen sentido en XR, porque las cámaras del visor ven lo que tú señalas y Gemini completa la escena con información contextual. La sensación es que el sistema te acompaña, en lugar de ponerte barreras.

Qué puedes hacer hoy… y cómo se siente

El patrón es sencillo: hablas, aparece una capa con el resultado, sigues en lo tuyo. Si estás planificando un viaje, un “organiza una ruta por Galicia para mañana” abre mapas, sugerencias y recordatorios sin saltos raros. Si vas a desconectar, “pon Tetris a pantalla completa y baja la luz de ambiente” mezcla app, reproducción y ajustes en un gesto. No es magia, es quitar fricción: menos “abrir panel”, “confirmar”, “colocar ventana” y más tiempo en la tarea que te interesa.

El hardware empuja… y se nota

La experiencia de voz funciona porque el resto acompaña. Dos micro-OLED con resolución 4.3K por ojo y un campo de visión amplio (horizontes holgados sin efecto túnel) ayudan a que el texto sea legible y las superficies luzcan nítidas. 

La tasa de refresco llega a los 90 Hz, suficiente para que el movimiento resulte natural y no fatigue. Dentro, un Snapdragon XR2 de segunda generación mueve la escena con soltura, apoyado por 16 GB de RAM y 256 GB de almacenamiento para apps y contenido offline. 

La batería ronda las dos horas de uso intenso (algo más si te quedas en vídeo), una cifra que hoy es habitual en XR y que invita a sesiones focalizadas más que a maratones.

Ventajas claras… y límites a vigilar

La gran ventaja es la curva de aprendizaje: si ya te entiendes con Gemini en el móvil, en XR te entiendes hablando. No necesitas “aprender” un puntero en el aire ni memorizar dónde vive cada opción. También suma que Android XR arranque con un ecosistema reconocible: menos experimentos, más inercia positiva. 

En el debe, conviene vigilar dos cosas. Primero, la disponibilidad por regiones e idiomas de las funciones de voz más avanzadas: la llegada suele ser gradual. Segundo, el catálogo de apps realmente pensadas para XR; lo que funciona perfecto en una tele o un teléfono puede necesitar una vuelta en 3D. En privacidad, merece la pena revisar permisos de micrófono, cámara y datos de entorno antes de lanzarte a usarlo a diario.

Gemini avanza justo donde XR más lo necesita: entender contexto, encadenar pasos y recordar lo que estabas haciendo hace un minuto. Si a eso le sumas que Android XR facilita a los desarrolladores integrar voz de forma nativa, el recorrido es evidente: menos interfaz interpuesta, más “pide y ocurre”

Imágenes | Manuel Naranjo, Samsung

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