Mientras otras marcas dejan de incorporar accesorios, Samsung no sigue ese camino en las nuevas Galaxy XR

Las Galaxy XR incluyen en la caja cargador, cable, mandos y batería externa, una decisión que contrasta con la tendencia de otras marcas que ya ni siquiera añaden el cable de carga

Manuel Naranjo

Editor

En un mercado que ha ido vaciando las cajas hasta lo esencial, Samsung ha decidido ir por libre con sus nuevas Galaxy XR. No sólo vende el casco: lo acompaña de los accesorios clave para usarlo desde el minuto uno. 

La jugada no es menor. Hablamos de un producto XR que llega con la energía, el cableado y los ajustes de confort listos, en lugar de dejar esas compras para después. 

En la caja vienen el cargador de 25 W, el cable USB-C a USB-C, la batería externa, el cable de alimentación y varios elementos de ajuste y limpieza, además del propio casco.

Un enfoque práctico que se nota desde el primer uso

La decisión tiene sentido si pensamos en la naturaleza del dispositivo. Las XR de Samsung no integran batería dentro del visor: funcionan con una power bank externa incluida, lo que permite mantener el peso a raya en el casco y facilitar recambios rápidos cuando toque recargar. 

Resultado: sacas el conjunto de la caja, conectas el módulo de energía, ajustas las almohadillas y puedes empezar a trastear sin pasar por la tienda a por un cargador “compatible”. 

Según el mismo desglose, el pack incluye además pantalla protectora, paño para lentes, escudos de luz, almohadilla frontal y piezas para ajustar el tamaño, pequeños detalles que marcan la comodidad en sesiones largas.

Mientras otros recortan, Samsung suma

El contraste con la tendencia del móvil es evidente. Llevamos años viendo cómo se han retirado los ladrillos de carga y, poco a poco, también otros añadidos. De hecho, Sony ha ido un paso más allá con el Xperia 10 VII: ya ni siquiera incorpora el cable USB-C. La propia prensa tecnológica y los unboxings lo han confirmado en octubre: caja con el teléfono… y poco más.

La corriente minimalista se justifica en parte por sostenibilidad y por ahorrar espacio en transporte. El argumento tiene su recorrido, pero también sus matices: si obligas al comprador a pillar cargador y cable a posteriori, puedes multiplicar envíos, embalajes y, a veces, cables de peor calidad que terminan saliendo más caros a la larga. 

Con las Galaxy XR, Samsung se mueve en otro equilibrio: incluye lo básico sin convertir la caja en una mudanza, y acompaña la presentación con información clara y un vídeo oficial donde se ve el contenido completo. Es una forma de devolver al usuario esa sensación de “lo tengo todo, puedo empezar ya” que se estaba perdiendo en la electrónica de consumo.

Lo que cambia en la práctica

Para quien compre las Galaxy XR (ojalá lleguen a Europa), el beneficio es directo. No hay que mirar compatibilidades de potencia ni perfiles PPS, ni comprobar si ese cable suelto que ronda por casa soporta datos y energía a la vez sin hacer cuello de botella. 

El cargador de 25 W viene preparado, el USB-C es el que toca y la batería está pensada para ofrecer unas dos horas de uso mixto por carga, en línea con lo que se obtiene en visores rivales, pero con la ventaja de poder sustituirla cuando interese. Menos fricción técnica, más tiempo probando apps y contenido.

Mientras una parte de la industria sigue adelgazando los paquetes hasta dejarlos en hueso, Samsung ha elegido la vía práctica en las Galaxy XR: meter en la caja lo que hace falta para disfrutar del visor desde el primer día. Puede parecer un detalle menor, pero en la experiencia real marca la diferencia. Y, visto el panorama de los smartphones, el gesto se agradece.

Imágenes | Samsung con edición

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