
Cuando delegas, pierdes el control total sobre tu producto, algo que Samsung no ha dejado de hacer
No es ningún secreto que hoy en día casi ninguna marca fabrica sus móviles por completo. De hecho, la mayoría hace ya tiempo que dejó de meterse en el lío de la producción y prefieren centrarse en otras cosas. Pero la noticia ahora es que Sony también ha abandonado ese barco. Sí, incluso sus móviles Xperia de gama alta dejarán de fabricarse "en casa".
¿Y entonces quién queda? Pues Samsung. Así de claro. La surcoreana es ya la única gran marca Android que sigue apostando por fabricar sus propios smartphones. Y esto, más allá de ser una simple curiosidad, dice mucho de cómo está cambiando el panorama en la industria del móvil.
Otra marca que delega la fabricación de sus móviles
Sony ya llevaba tiempo confiando en otros para fabricar sus móviles más sencillos, pero ahora ha decidido hacer lo mismo con sus modelos más caros. A primera vista puede sorprender, pero en realidad no es nada raro. Por ejemplo, Apple siempre ha recurrido a Foxconn para montar sus iPhone y marcas como Google, Xiaomi, Honor o Realme también prefieren dejar esa parte en manos de terceros.
Es indudable que montar una fábrica propia cuesta una pasta, y no es algo que todas las empresas puedan o quieran afrontar. Hace falta mucho más que maquinaria. Hablamos de instalaciones enormes, personal cualificado, mantenimiento continuo y un buen colchón para cubrirse si algo sale mal.
Samsung: la resistencia solitaria
Mientras el resto recorta gastos externalizando, Samsung sigue apostando por el modelo tradicional. Tiene sentido: lleva años invirtiendo cantidades astronómicas en montar fábricas propias y en controlar toda la cadena de producción, desde los procesadores hasta las pantallas, para dar como resultado móviles como el Galaxy S25 Edge, por ejemplo.
Esto no sólo le da más independencia, sino que también le permite diferenciarse en un mercado cada vez más homogéneo. ¿Cuántos fabricantes pueden presumir de controlar casi todos los componentes de sus teléfonos? Muy pocos. Samsung puede hacerlo y lo sigue haciendo.
Que una marca no fabrique sus propios móviles no quiere decir que vayan a salir malos, ni mucho menos. De hecho, hay muchas que trabajan con terceros y los resultados son buenos.
Al final, externalizar permite ir más rápido, gastar menos y competir mejor. Pero claro, todo tiene su parte menos bonita: cuando delegas, también renuncias a tener el control total. Ya no es tan fácil ajustar los plazos, mantener ciertos niveles de exigencia o hacer cambios de última hora si algo no encaja del todo.
Samsung, al mantener el control interno, tiene ese margen. Puede ajustar la producción según la demanda o aplicar innovaciones sin tener que negociar con terceros. Es una forma de trabajar más exigente, pero también más estratégica.
La presión del mercado es enorme y, aunque Samsung tenga músculo financiero, la rentabilidad siempre acaba pesando. Aun así, hoy por hoy, sigue firme como la gran excepción. Y eso, en una industria tan cambiante como esta, dice mucho sobre su filosofía y sobre cómo valora su independencia tecnológica.
Mientras casi todos en el universo Android han optado por delegar la fabricación en manos de otros, Samsung sigue yendo por libre y prefiriendo hacerlo todo por su cuenta. Sí, le sale más caro, eso está claro. Pero a cambio consigue algo que muy pocos pueden permitirse: tener el control total sobre cada detalle de lo que fabrica.
Imágenes | Dall-E, Freekpik AI
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