Los modelos más recientes de Samsung ajustan automáticamente la temperatura y la duración del secado según la humedad y el tipo de tejido, logrando ropa seca incluso en los días más lluviosos
Cuando llaga la lluvia y hay que hacer la colada, el problema no es la lluvia en sí, sino el después; el pantalón vaquero que tarda dos días en secar, las toallas colgadas en cualquier sitio. Las camisetas con ese olor a humedad que no consigues eliminar...
Si vives en un piso pequeño, con poco balcón o patio compartido, la escena es fácil de imaginar: el tendedero plantado en medio del salón, esquivando pinzas para ir de la cocina al sofá. Ahí es donde una lavadora Samsung con ciclo de secado deja de sonar a “gadget” y empieza a ser simplemente práctica.
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Lo primero: entender qué hace realmente el secado (y qué no)
El secado integrado no es una secadora industrial, ni falta que hace. Es otra lógica. La máquina trabaja con el espacio que tiene, con aire caliente controlado y sensores que van midiendo cómo va la colada. Si la tratas como un cajón donde meter todo a la vez, te responde como puede. Si la ayudas un mínimo, funciona mucho mejor de lo que parece.
Lo primero: el tambor no es un contenedor de mudanzas. Si lo llenas hasta el borde, la ropa se apelmaza, el aire no circula y da igual que el modelo tenga mil sensores; las mangas de las sudaderas seguirán húmedas. Regla rápida que sí se nota en el día a día: deja un hueco arriba. Que puedas meter la mano sin pelearte con la ropa. Es simple, pero marca la diferencia entre sacar la colada hecha y tener que admitir que te has pasado de listo.
Lo segundo: no mezclar a lo loco. Unos vaqueros gruesos y una toalla grande necesitan más tiempo que camisetas finas. Si lo metes todo junto “para ahorrar”, al final ni ahorras ni quedas contento.
Elegir el momento y el programa
Una cosa buena de estos modelos de Samsung es que permiten organizarte alrededor de tu rutina, no del cielo. Si sabes que, con lluvia, no vas a poder tender fuera, el modo de Lavado + Secado tiene sentido cuando lo encajas bien: por ejemplo, poner la lavadora antes de salir a trabajar y programarla para que termine cuando vuelvas. Llegas, abres, doblas. Sin tender, sin radiadores llenos, sin “luego me acuerdo”.
Antes del secado, el centrifugado importa más de lo que parece. Si lo tienes siempre bajo “por miedo”, la ropa entra empapada al secado y la máquina tiene que alargar, calentar más tiempo y castigar más el tejido. Subir un poco la velocidad en toallas, sábanas o ropa resistente es casi obligado si quieres que el secado integrado tenga sentido. Con delicados, vale, se afloja, pero no todo el armario es delicado.
En los modelos con detección automática, la lavadora corta sola cuando interpreta que ya está seco. Si la carga es razonable, suele acertar bastante bien. Cuando no, no es que el sistema “falle”, es que le has pedido que se salte las leyes físicas metiendo media habitación dentro.
Cuidar la ropa y evitar la humedad en casa
El miedo a estropear ropa favorita es lógico, pero se reduce usando las opciones que ya están ahí y casi nadie toca. Los programas suaves, las temperaturas moderadas, las funciones antiarrugas… no están de adorno. Sirven justo para eso: que no salgan las camisetas como si las hubieses olvidado en una estufa.
Y luego está el tema de la casa. Tender dentro varios días seguidos es como invitar a la humedad a quedarse. Suben los niveles de vapor, el olor se mezcla con comida, calefacción, todo. Con el secado integrado cortas ese círculo vicioso: la humedad se queda en el proceso de la máquina, no en tus paredes ni en tu salón.
Cuando el tiempo no ayuda...
Aprovechar bien el ciclo de secado no va de pulsar un botón al azar, va de tener una pequeña rutina clara para los días de lluvia: cargas más pequeñas, combinación lógica de prendas, buen centrifugado previo y programas ajustados a lo que realmente has metido. Nada épico, solo coherencia.
Fuera seguirá lloviendo cuando le apetezca. Dentro, si entiendes un poco cómo trabaja tu lavadora Samsung, la colada deja de mandar sobre tu casa. No necesitas cambiar medio piso ni comprar tres tendederos: necesitas usar bien una función que ya tienes delante.
Imágenes | Dall-E con edición
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