Que haya televisores más grandes tiene un efecto secundario: el 8K tiene cada vez más sentido

Esta resolución está presente en muy pocas televisiones hoy en día, pero no es de extrañar que la empecemos a ver más a menudo en los próximos años

Juan Lorente

Editor

Si nos vamos a una tienda donde haya un buen número de televisiones expuestas, lo más probable es que la gran mayoría (por no decir todas) tengan resolución 4K. Este es el estándar más extendido ahora mismo y es que, realmente, podemos encontrar modelos muy económicos con esta resolución (de hecho, ya hay canales de la TDT que emiten en esta resolución). Pero, ¿por qué no ocurre lo mismo con el 8K?

Samsung es una de las marcas que más apuesta por esta tecnología con su línea Neo QLED 8K, pero es cierto que el resto no sigue este mismo camino. Es cierto que con la mayoría de las televisiones no es tan necesario el salto de resolución, bien porque no tiene suficientes pulgadas o bien porque la distancia de visionado no es la correcta. Ahora bien, no podemos obviar que cada vez hay modelos con diagonales más grandes, ideales para exprimir al máximo el 8K.

Una resolución que cada vez tiene más sentido

Como decimos, la mayoría de las televisiones actuales con resolución 8K son de Samsung. Estas cuentan con los mejores procesadores de imagen de la firma surcoreana, ideales para reescalar cualquier contenido a esta resolución sin perder calidad. Esto es imprescindible, puesto que actualmente ese es precisamente uno de los principales problemas del 8K: que apenas hay contenido a esta resolución.

Ahora bien, ahora tenemos que introducir otro aspecto a la ecuación: la diagonal de las televisiones. La mayoría de las teles que solemos tener en casa van entre las 50 y las 65 pulgadas, una franja donde hay varios tamaños que son ideales para salas pequeñas o de tamaño medio. Sin embargo, los fabricantes (entre ellos Samsung) cada vez están apostando por lanzar modelos con tamaños muy superiores.

Por poner un ejemplo, la línea QLED de Samsung, que vendría a ser su gama media de televisiones, tiene un modelo de 85 pulgadas que, en el momento de escribir estas líneas, se puede comprar por 1.399 euros. Es un precio bastante atractivo para una televisión de este tamaño, pero esa es solo una pequeña muestra, puesto que la compañía también apuesta incluso por las 100 pulgadas.

Turno de hablar de lo último que necesitamos saber: lo que se conoce como píxeles por pulgadas (o ppi en inglés). Explicado de forma sencilla, a mayor número de ppi, más nítida será la imagen. Si esto lo llevamos a las televisiones, aunque dos modelos tengan la misma resolución, tendrá mayor nitidez de imagen de cerca, la que tiene menor diagonal, puesto que tiene un mayor número de píxeles por pulgadas que el modelo grande.

Imagen: RTINGS

Si vemos el gráfico de arriba, podemos ver cómo, a partir de una cierta diagonal y una distancia determinada, la resolución 8K se alza como un valor seguro. Con televisiones cada vez más grandes y un coste de fabricación más bajo, la lógica nos dice que la resolución 8K tiene ahí un campo a explorar en los próximos años. No solo en una línea destinada para ello como es la Neo QLED 8K de Samsung, sino expandiendo esto a otras líneas.

Ahora bien, hay otro escollo que salvar, como decimos más arriba: el contenido. Las televisiones de Samsung trabajan muy bien el reesacalado, pero lo idóneo es que el contenido sea nativo. Solo queda que las grandes productoras comiencen a trabajar con el 8K, así como también las plataformas de streaming como Netflix. Y claro, tampoco podemos olvidarnos de los videojuegos, que de momento no se acercan a esta resolución.

Imagen | Samsung

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