Tres cosas que se nos olvida limpiar y desinfectar, y que los expertos recomiendan hacer a menudo

Los expertos recuerdan que pequeños objetos y rincones de uso diario pueden acumular más gérmenes de lo que solemos imaginar

Manuel Naranjo

Editor

Hay limpiezas que lucen mucho (suelo brillante, encimera sin migas, toallas recién dobladas) y otras que apenas se notan, pero marcan la diferencia. En el día a día tocamos ciertos puntos de la casa decenas de veces y, aun así, rara vez entran en la rutina. Cuando se descuidan, se convierten en un pequeño “ascensor” de gérmenes entre habitaciones. Aquí van tres focos claros y cómo ponerlos al día sin complicarse.

Mando de la tele: mucho dedo, poca atención

Es el rey del salón y casi nunca pasa por la bayeta. Entre la grasa natural de los dedos, restos de comida del sofá y polvo, termina con una película que no se ve, pero está. Solución rápida y segura: apaga la tele (pero no desde la regleta), retira las pilas y pasa un paño de microfibra apenas humedecido con alcohol isopropílico (alrededor del 70%). 

Evita los chorros directos: humedece el paño, no el mando. Para las hendiduras entre botones, un bastoncillo o un pincel fino funciona de maravilla. Si hay manchas secas, insiste con pases cortos; nada de empapar. 

Frecuencia orientativa: una vez por semana si lo usas a diario, y siempre tras resfriados o invitados.

Botones de encendido en electrodomésticos: el tránsito olvidado

Microondas, lavadora, lavavajillas… todos tienen uno o varios botones de encendido y control que tocamos con prisas y con las manos a media limpiar, a veces con restos de comida o jabón. Es un punto de contacto claro y, sin embargo, suele quedarse fuera del plan. 

Aquí el procedimiento es simple: desconecta el aparato si puedes, pulveriza limpiador multiusos en un paño (nunca sobre el panel) y frota con suavidad. Para rendijas y bordes, bastoncillo con una gota de alcohol. 

En paneles táctiles, menos es más: microfibra ligeramente humedecida y secado inmediato. 

Frecuencia: dos o tres veces por semana en cocina; semanal en baño y lavadero. Ganarás en higiene y los botones se conservarán mejor.

El espacio entre electrodomésticos: donde se esconde lo que no vemos

Ese dedo de aire entre la nevera y el mueble o entre la lavadora y la encimera es territorio comanche: migas, pelusas, humedad y alguna que otra gota que, con el tiempo, huele.

Lo ideal es revisarlo cada dos semanas. Si el hueco no permite mover el aparato, recurre a un cepillo alargado, una espátula envuelta en microfibra o una boquilla estrecha del aspirador para arrastrar polvo y restos.

Si vas a mover la nevera o la lavadora, desenchufa antes, cierra el grifo del agua en el caso de la lavadora y tira recto para no forzar mangueras ni cables. Una vez despejado, pasa una esponja con un limpiador neutro, seca bien y, si el suelo es poroso, remata con un paño con alcohol para desinfectar y acelerar el secado.

Un truco útil: coloca una tira anti-polvo o sella ligeramente la base si el diseño lo permite; reduce lo que cae por ahí sin comprometer la ventilación.

Integrar estos tres gestos no te roba la tarde: el mando a distancia (aunque sea el que funciona sin pilas) se limpia en dos minutos, los botones en lo que hierve el agua del café y los huecos se resuelven con diez minutos cada quince días.

No hace falta convertir la casa en un quirófano; basta con poner el foco donde más se toca. Con esa pequeña disciplina, la limpieza general dura más, el ambiente se siente más fresco y evitas que la suciedad haga “autostop” de una estancia a otra.

Imágenes | Dall-E con edición

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