Siendo dos en casa, llenar el lavavajillas cuesta un poco más: así puedes utilizarlo para gastar menos

Aprender a usar el lavavajillas cuando sólo sois dos personas en casa es una pieza clave para ahorrar agua y electricidad

Ana Suárez

Editora

Muchas casas en las que sólo conviven dos personas pensarán que tener una lavavajillas puede ser un lujo innecesario. Pueden pasar varios días hasta que se llene y eso al final hace que, probablemente, se terminen lavando a mano los platos.

Todo es cuestión de cambiar la estrategia: comprar detergente, informarse sobre cómo utilizarlo de forma eficiente aprender a aprovecharlo sin malgastar agua ni electricidad.

Llenarlo bien es clave

El primer aprendizaje es entender que un lavavajillas puede ser más eficiente que lavar a mano, incluso para una pareja. La regla de oro: no encenderlo hasta que esté completamente lleno. Esto requiere paciencia, pero vale la pena.

El secreto está en organizar correctamente los platos, vasos, cubiertos y utensilios. No se trata de amontonarlos, sino de colocar cada pieza para aprovechar el espacio al máximo. Incluso objetos pequeños como tapas o utensilios de cocina entran si se distribuyen bien. Con esta técnica, podemos tardar dos o tres días en llenarlo, y aun así los platos no se ensucian ni huelen mal, sobre todo si los enjuagamos ligeramente antes de guardarlos.

Otra clave para ahorrar agua y energía ha sido aprovechar las tarifas con discriminación horaria. Conviene programar el lavavajillas para que funcione por la noche, cuando la electricidad es más barata. Y, a poder ser, utilizando el modo ECO, que tarda más, pero consume menos agua y energía. Con esto hemos notado un descenso notable en la factura de la luz y del agua.

Olvida el lavado a mano “por si acaso”

Uno de los errores más comunes es lavar a mano pequeñas piezas pensando que no vale la pena usar el lavavajillas para tan poco. Incluso si se utilizan solo dos vasos y un bol, es mejor dejarlos dentro hasta llenar el electrodoméstico. Así se evita el gasto innecesario de agua caliente y detergente.

Un efecto curioso que puede surgir es que el lavavajillas se ha convertido en nuestro espacio de almacenamiento temporal. Los platos usados, colocados correctamente y con la puerta cerrada, mantienen la cocina recogida y sin malos olores hasta que llega el momento de ponerlo en marcha.

Gracias a esta rutina, se puede reducir el consumo de agua caliente, usar menos detergente y se pasa menos tiempo fregando a mano. Y lo mejor de todo: la cocina siempre está ordenada y limpia.

Imágenes | Freepik AI

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