Un simple repaso a filtros, desagüe y carcasa puede alargar la vida del aire acondicionado varios veranos más
Se nota el cambio. En pocos días hemos pasado del bochorno a ese fresquito que invita a abrir las ventanas. Para muchos, sobre todo si no usan bomba de calor, esta es la época en la que el aire acondicionado deja de tener protagonismo y queda en un segundo plano hasta el verano que viene.
Antes de que desaparezca de la rutina, conviene dejarlo “en paz” de la forma adecuada para que no dé guerra cuando vuelva a apretar el calor.
Apagar el split con el mando lo deja en stand-by. Sigue consumiendo un poco y, lo más importante, se queda tal cual terminó la temporada: con polvo, humedad y restos en los filtros. Así es como aparecen los olores raros al encenderlo en junio y las colonias de hongos que tanta lata dan a alérgicos y sensibles.
Una limpieza básica que marca la diferencia
Lo ideal es una pasada general al equipo y a la zona por donde respira el aire. Cada modelo tiene sus indicaciones, pero el guion suele ser parecido: equipo apagado, tapa superior fuera y limpieza de filtros.
Una aspiradora con boquilla suave o una brocha levantan el polvo superficial sin estropear las mallas. Si están muy cargados, agua templada con un poco de jabón neutro y frotado suave con las manos o con un cepillo de cerdas blandas. Hay filtros que permiten incluso lavavajillas, pero eso depende del manual.
Muy importante: vuelta a su sitio sólo cuando estén completamente secos. Mientras, la carcasa exterior agradece un paño con agua jabonosa para quitar polvo, ácaros y la película que deja el verano. Queda mejor, y el siguiente arranque es más limpio.
Los filtros son los que evitan que la suciedad acabe dentro del intercambiador. Su limpieza evita malos olores y mejora el flujo de aire la próxima temporada. Un filtro limpio también ayuda a que el equipo rinda mejor y ahorre algo de energía cuando vuelva a funcionar. Nada de alcoholes ni productos agresivos: jabón suave y secado al aire, sin prisas.
Cortar la corriente de verdad (cuando sea posible)
Dejar el aparato solo apagado con el mando implica stand-by todo el año. Si el equipo va a estar meses sin usarse, tiene sentido desenchufarlo. En instalaciones fijas, a veces no hay enchufe “a mano” porque van cableadas.
En esas casas suele existir un circuito específico en el cuadro eléctrico: bajar su magneto dedicado deja el sistema sin corriente. Es una forma sencilla de evitar consumos fantasmas.
El mando también cuenta: plástico, luz y pilas
El mando a distancia suele ser de plásticos claros que amarillean si se pasan el otoño e invierno al sol. Un cajón o una caja es su mejor sitio. Las pilas, mejor fuera: así se evita la sulfatación y el desastre de primavera.
¿Y si hay bomba de calor?
Quien utiliza el equipo como calefacción seguirá dándole uso, claro. Aun así, una mini-limpieza de filtros al cambiar de modo ayuda a que el aire caliente salga con más alegría y sin olores. Para quienes tienen bomba de calor, pero no la usan, el consejo es el mismo que para los demás: dejarlo limpio y, si se va a estar meses sin encender, sin corriente.
Con este “cierre de temporada” el equipo descansa, no consume de más y la vuelta del calor será dar al mando… y que huela a limpio desde el primer minuto.
Imágenes | Dall-E
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