Quería un televisor grande para mi salón pero el espacio jugaba en mi contra: esto es lo que he tenido en cuenta para solucionarlo

El mueble del salón no era suficientemente grande para una tele de estas dimensiones así que esta ha sido la solución que mejor encajaba

Ana Suárez

Editora

Uno de los dilemas más comunes al elegir un televisor nuevo hoy en día suele ser querer una pantalla grande pero no tener un espacio que lo permita. Y eso fue lo que me pasó. Quería una experiencia totalmente inmersiva en mi salón pero entre la distancia al sofá, el tamaño del mueble y la distribución del espacio, tuve que pensarlo dos veces antes de lanzarme a por esa Smart TV de gran diagonal.

Después de una buena investigación, te voy a contar cuáles son los factores que tuve en cuenta, cómo los resolví y qué soluciones ofrece el mercado, especialmente en marcas como Samsung, que cada vez apuestan más por la optimización del espacio sin sacrificar pulgadas.

Tener poco espacio en el salón no importa

Distancia desde el sofá

Antes de nada, lo básico. La distancia entre el sofá y el televisor determina el tamaño que tiene sentido para el panel. En mi caso la distancia era de unos 3 metros, así que lo ideal estaba entre las 55 y las 65 pulgadas.

Samsung tiene modelos QLED y Neo QLED en ese rango de tamaños con resolución 4K (e incluso 8K en la gama alta) que ofrecen una buena definición incluso en corta distancia. Si colocaba una pantalla más grande hubiera tenido que forzar la vista y desaprovechar la calidad.

El mueble del salón importa más de lo que pensamos

El segundo factor fue el mueble del salón. Estéticamente no estaba pensado para una pantalla grande: tenía poco fondo, el ancho algo justo y no tenía refuerzo para soportar mucho peso. Podría haber colocado una pantalla de 65 pulgadas pero se hubiera visto muy desproporcionado.

Investigando descubrí que muchos modelos Samsung tienen un diseño con marcos ultrafinos y perfiles muy reducidos que ayudan a integrar mejor las pantallas grandes en espacios reducidos. Aunque, a pesar de esto, no quise forzar y traté de buscar una solución más flexible.

Colgar el televisor en la pared

No era mi idea inicial (porque me daba algo de miedo estropear la pared) pero es la que me ha salvado. Colgar el televisor de la pared me ha permitido liberar el mueble, elegir el tamaño sin comprometer la estética ni la seguridad, ajustar la altura más conveniente para la distancia de la que dispongo y esconder el cableado.

Samsung tiene varios accesorios compatibles con sus televisores QLED, Crystal UHD y The Frame, como el Slim Fit Wall Mount, un tipo de soporte que deja el televisor prácticamente pegado a la pared.

Otra opción que he barajado ha sido la de un soporte con brazo articulado para disponer de libertad de movimiento. Esto permite girar o inclinar la pantalla según la luz natural o la posición en el sofá. En este caso, conviene tener en cuenta que sea compatible con el estándar VESA, puesto que todos los modelos de Samsung lo son.

Resultado

Mi decisión final ha sido colgar la pantalla de 65 pulgadas en la pared, ajustando el espacio y haciendo que la experiencia sea mucho más inmersiva. Así he mantenido el salón despejado, evitando reflejos y mejorando el ángulo de visión sin que el tamaño del mueble me condicionase.

Así que, si estás en una situación parecida a esta, te animo a que evalúes bien la distancia, consideres los accesorios disponibles y pienses en la cantidad de opciones que Samsung ofrece en su catálogo para adaptarse a todo tipo de circunstancias.

Imágenes | Bing

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