Cinco consejos básicos para proteger tu Galaxy este verano si lo vas a llevar a la playa o la piscina

Hay pocas cosas que sientan tan bien como un día de playa o esa tarde en la piscina con amigos. El sol aprieta, la arena quema y el agua invita a meterse sin pensárselo mucho. En medio de todo eso, tu móvil.

Si tienes un dispositivo Samsung, seguro que sabes que, aunque son resistentes, no son indestructibles. Cuidarlo bien puede ser la clave entre volver de un viaje con buenos recuerdos o con una cita en el servicio técnico.

Agua, arena y calor: la triple amenaza veraniega

Aunque muchos móviles Samsung cuentan con certificación IP67 o IP68, lo cierto es que eso no significa que puedas meterlos alegremente en la piscina o dejarlos bajo el sol como si nada. Estas certificaciones protegen frente a salpicaduras o inmersiones accidentales, pero no están pensadas para soportar horas en el agua con cloro o sal, ni mucho menos para resistir el contacto directo con arena o crema solar.

El agua salada, por ejemplo, puede corroer conectores y altavoces, incluso en modelos resistentes. Y el cloro de las piscinas puede dañar los componentes con el tiempo.

La arena es aún peor: se mete por cualquier rendija, raya la pantalla y puede obstruir los puertos. Y por si fuera poco, el calor extremo también puede hacer que el teléfono se recaliente, baje su rendimiento o incluso se apague para protegerse.

Fundas y bolsitas: tus mejores aliados

Lo más sencillo y eficaz es meter el móvil en una funda impermeable o en una bolsa estanca de las que venden para llevar al cuello. No hace falta que sea muy cara ni aparatosa: incluso una bolsa zip de buena calidad puede sacarte de un apuro si no tienes otra cosa a mano. Lo importante es que proteja tanto del agua como de la arena y la exposición directa al sol.

También hay fundas más robustas, diseñadas específicamente para resistir impactos, polvo y salpicaduras. Algunas incluso permiten usar el móvil desde dentro, así que puedes seguir haciendo fotos sin sacarlo. Si vas a pasar muchas horas cerca del agua, merece la pena invertir en una.

Evita la exposición directa al sol

Hay detalles que, aunque pasen desapercibidos, pueden acabar dándole un buen disgusto a tu móvil. Uno de los más comunes en verano es dejarlo al sol, sobre la toalla, como si nada.

A simple vista no parece grave, pero el calor acumulado en la carcasa afecta directamente a la batería. No sólo puede acortar su vida útil, sino que puede hacer que el dispositivo se sobrecaliente tanto que acabe apagándose por seguridad. Para evitarlo, lo mejor es guardarlo siempre a la sombra: dentro de una mochila, bajo la sombrilla o envuelto entre ropa seca, como quien protege algo delicado.

Si ya está caliente al tacto, no conviene ponerse creativo con soluciones drásticas. Ni agua fría ni frigorífico: esos cambios bruscos de temperatura pueden provocar daños internos aún peores. Lo más recomendable es apagarlo y dejar que se enfríe poco a poco, sin prisas, como quien espera a que el café deje de quemar.

Ten cuidado con las fotos bajo el agua

Las fotos submarinas pueden quedar espectaculares, pero si tu Samsung no está diseñado específicamente para eso, es mejor que no lo intentes. Aunque la certificación IP68 permita inmersiones breves, no está pensada para uso continuado bajo el agua. Y mucho menos si se trata de agua salada o con cloro.

Si realmente quieres capturar ese momento buceando o jugando con tus hijos en la piscina, busca una carcasa sumergible homologada para fotografía acuática. Hay opciones bastante accesibles y compatibles con la mayoría de modelos Galaxy.

Cuando vuelvas a casa: limpieza y revisión

Después de un día de playa o piscina es recomendable limpiar bien el dispositivo, incluso si no ha tocado el agua directamente. Usa un paño ligeramente húmedo (sólo con agua, nada de productos químicos) para quitar restos de arena, sal o crema solar. Asegúrate de que los conectores están limpios y que no haya quedado nada atrapado en los altavoces o puertos.

Si sospechas que ha entrado agua o arena, lo mejor es apagar el teléfono y dejarlo secar completamente antes de volver a usarlo o cargarlo.

El verano es para disfrutarlo, no para lamentarse por un móvil estropeado. Con un poco de sentido común y las protecciones adecuadas, tu Samsung puede seguir siendo tu compañero inseparable, incluso rodeado de sal, sol y chapuzones.

Imágenes | Freepik AI

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