Comprar un nuevo frigorífico requiere una inversión grande, pero a la larga sale a cuenta sin duda
El frigorífico es ese electrodoméstico que todos tenemos en casa y sin el que ya no sabemos vivir. Da igual si se trata de un modelo básico, uno estilo americano o incluso uno de los más modernos que podemos encontrar con pantalla incorporada, todos los tenemos conectados a la corriente las 24 horas del día. Eso es algo que, obviamente, se nota en la factura de la luz.
Ahora bien, ¿todos los frigoríficos consumen la misma energía? La respuesta es sencilla y bastante obvia: para nada. Dejando a un lado las diferencias entre marcas, modelos y tecnologías, me voy a centrar en algo mucho más importante: el tiempo que tiene este electrodoméstico. Yo tengo en casa uno Samsung y mis padres, uno viejo con más de 15 años a las espaldas. Haciendo números, es increíble ver la diferencia que hay entre uno y otro.
Que siga funcionando no quiere decir que siga mereciendo la pena
Seguro que en más de una ocasión has oído eso de que los electrodomésticos antiguos eran mejores y duraban más. Mis padres, por ejemplo, son mucho de esta idea y se aferran a sus dispositivos o electrodomésticos hasta el último suspiro de los mismos. De hecho, han cambiado recientemente su televisor después de 10 años con él porque un día dejó de encender.
Esta máxima puede estar justificada en algunos casos, aunque es obvio que para seguirla al pie de la letra es necesario hacer ciertas concesiones. Sin embargo, en el caso del frigorífico, esta teoría no se puede aplicar. La razón es que, pese a que siga funcionando, su vieja nevera es casi un pozo sin fondo en lo que a consumo energético se refiere.
Es obvio que para adquirir un nuevo electrodoméstico (en este caso, un frigorífico) hay que hacer una inversión importante (aunque podemos encontrar modelos interesantes muy rebajados todo el tiempo). Sin embargo, a la larga, el ahorro es tan grande como veremos más adelante, al final vamos a terminar por amortizar la compra más temprano que tarde.
Para ilustrarlo bien, vamos a hablar de números concretos. Como explican nuestros compañeros de Xataka Smart Home, un frigorífico de las características del que tienen mis padres puede llegar a consumir una media de 2,60 kWh al día. Esta cifra media puede subir mucho más en función del nivel de frío al que tengamos configurado el frigorífico, pero nos sirve como valor para poder ver el precio que nos cuesta tenerlo encendido las 24 horas del día.
Para comparar, dos frigoríficos de Samsung. Primero, el que tengo yo en casa, uno que ya tiene unos 8 años (modelo RB31HER2CSA/ES con eficiencia energética A++). Este consume 0,70 kWh al día, una cifra que evidentemente es mucho menor. Si nos vamos a un modelo más moderno, la cosa mejora todavía más: por ejemplo, el modelo RB38C600CS9/EF solo consume 0,47 kWh.
Traducido a euros, una ruina
Ahora que sabemos el consumo diario, toca ponernos a hacer números para saber cuánto nos puede costar en el bolsillo cada tipo de frigorífico. Es un cálculo muy sencillo para el que solo necesitamos saber el precio medio de la electricidad (algo que podemos extraer fácilmente de la CNMC). Con él, dos cuentas: multiplicar el consumo diario por los 365 días que tiene el año y su resultado, por el precio medio diario de la electricidad.
frigorífico viejo |
frigorífco con 8 años |
frigorífico moderno |
|
---|---|---|---|
consumo |
2,60 kWh |
0,70 kWh |
0,47 kWh |
precio medio electricidad |
0,20€/kWh |
0,20€/kWh |
0,20€/kWh |
coste anual precio medio |
189,80 euros |
51,10 euros |
34,31 euros |
Si tenemos en cuenta que ahora mismo, aproximadamente, el precio de la electricidad es de 0,20 kWh, significa que mis padres están pagando por su viejo frigorífico casi 190 euros al año. Es una diferencia muy grande si lo comparamos con el mío (que consume 51,10 euros al año), pero abismal con un frigorífico de Samsung de este mismo año, que solo consume 34,31 euros de luz al año.
Son cifras muy esclarecedoras, pero la cosa no mejora si extrapolamos estas cifras a tres años vista. En ese escenario, el viejo frigorífico de mis padres estaría costando casi 570 euros de luz a su bolsillo, mientras que uno de este mismo año se quedaría en 102 euros. Teniendo en cuenta que el frigorífico elegido como ejemplo se puede comprar en torno a los 550 euros, no es difícil ver que la inversión se amortiza en muy poco tiempo.
La conclusión de todo esto es bastante obvia. Está genial que un electrodoméstico viva muchos años funcionando, aunque conservarlo no siempre es la mejor idea. A nivel energético, no hay color: el consumo de una nevera actual de Samsung es infinitamente inferior. Hay que hacer un esfuerzo por ella, claro, pero se amortiza solo. Y eso sin tener en cuenta que el precio de la luz puede seguir subiendo, claro.
Imagen | Juan Lorente
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