Los centrifugados ruidosos son cosa del pasado. Así consigue Samsung hacer tan silenciosas sus lavadoras

Hay tecnologías que no se ven pero se notan. La reducción de vibraciones en una lavadora es una de ellas: no luce en una pegatina, no hace “clic” en el escaparate, pero cambia el día a día. 

Con VRT Plus, Samsung ataca un problema muy doméstico (el temblor y el ruido en los centrifugados rápidos) con una combinación de sensores, control del motor y diseño del chasis que busca algo simple: que la máquina haga su trabajo sin imponer su presencia.

Por qué vibra una lavadora (y por qué molesta tanto)

Las vibraciones aparecen cuando la carga se desequilibra. Mezclas una toalla grande con camisetas, el agua se reparte de forma irregular y el tambor, al acelerar, intenta girar con “peso” a un lado. 

Ese desequilibrio se transmite a los amortiguadores, al bastidor y, si el suelo es flexible, a toda la casa. El resultado lo conoces: golpes rítmicos, un zumbido grave que atraviesa paredes y la sensación de que todo el mueble lavandería baila.

Qué hace distinto a VRT Plus

VRT Plus se apoya en tres pilares que trabajan a la vez:

• Sensores de vibración en tiempo real. Detectan oscilaciones en varios ejes y “leen” cómo se mueve el conjunto cuando el tambor acelera. Si el sistema nota un pico anómalo, lo comunica de inmediato al control.
• Control fino del motor Inverter. En lugar de empujar a lo bruto hasta la velocidad de centrifugado, el motor ajusta par y aceleración con micro-pasos. Puede frenar, reubicar la carga con giros cortos y volver a acelerar de forma más suave para evitar resonancias.
• Chasis y suspensión afinados. Amortiguadores, bastidor y contrapesos están pensados para absorber y disipar vibraciones en el rango donde suelen aparecer (las “frecuencias molestas” del centrifugado). No se eliminan por arte de magia, pero se reducen y, sobre todo, dejan de amplificarse.

La lectura práctica: menos “golpeteo” en el mueble, menos zumbido que se propaga y una máquina que no necesita reintentar el balanceo una y otra vez.

Qué se nota en el día a día

• Puedes programar de noche sin miedo a despertar a nadie ni a escuchar el ciclo desde el salón.
• Menos desgaste: al evitar sacudidas, los amortiguadores y anclajes sufren menos. La máquina trabaja más “redonda”.
• Ciclos más consistentes: al no tener que abortar aceleraciones o repetir reposicionamientos, el centrifugado suele ser más estable y el tiempo final menos imprevisible.

Lo que VRT Plus sí hace… y lo que no

• Sí compensa desequilibrios razonables y suaviza aceleraciones.
• Sí ayuda en suelos “normales” y en pisos pequeños, donde el ruido se cuela por todo.
• No convierte en silenciosa una carga imposible (un edredón empapado en una esquina) ni arregla una instalación mal nivelada. Si el sistema detecta un desequilibrio excesivo, bajará revoluciones para protegerse: es una función, no un fallo.

Consejos para sacarle partido

• Nivela la lavadora: ajusta las patas hasta que no “cojee”. Un nivel de burbuja y cinco minutos marcan la diferencia.
• Evita las mezclas críticas (toallas grandes con prendas muy ligeras) o reparte mejor la carga.
• No sobrecargues: además de lavar peor, multiplicas el desequilibrio.
• Suelo firme: si tienes tarima flotante muy flexible, valora una base rígida o tacos antivibración de calidad.
• Mantenimiento básico: filtro limpio y tambor sin restos que cooperen en el “efecto peonza”.

VRT Plus no es una función de escaparate: es ingeniería puesta al servicio de un gesto cotidiano. Sensores que entienden cómo vibra la máquina, un motor que obedece con precisión y un chasis que acompaña. 

El resultado no es silencio absoluto (ningún centrifugado lo es), pero sí un salto claro: menos ruido, menos temblores y una convivencia más amable con un electrodoméstico que, cuando se porta bien, pasa desapercibido.

Imágenes | Dall-E

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