Al utilizar el microondas se calentaba más el plato que la comida. Estos trucos me han salvado de quemarme los dedos y comer frío

El microondas es uno de los electrodomésticos esenciales en nuestras cocinas. Es rápido, fácil de usar y muy cómodo. Sin embargo a veces es posible que nos llevemos algún susto que otro cuando vemos que el plato se calienta demasiado y la comida sigue estando fría.

Esto puede suceder debido a varios factores. Como puede ser el material con el que esté fabricado el recipiente o la distribución de las ondas electromagnéticas.

¿Por qué pasa esto?

Los platos de cerámica o vidrio pueden absorber más energía de las microondas, sobre todo si contiene alguna impureza, humedad o esta lacado con ciertos esmaltes. Además, hay que tener en cuenta que las microondas tienden a calentar primero las capas exteriores, por lo que puede que el recipiente absorba más calor que el interior del alimento.

Si no quieres que te pase esto más veces, hay algunos trucos que puedes poner en práctica y así evitar que el plato salga ardiendo pero la comida fría. Te los cuento.

• Coloca la comida en el borde del plato giratorio: las ondas se pueden distribuir de manera más uniforme en las zonas exteriores, así que el calentamiento es más eficiente.
• Distribuye los alimentos en forma de anillo: si hay varios tipos de comida en el plato, es recomendable colocarlos formando un círculo cerca del borde.
• Mejor utilizar platos grandes y lisos: así será más fácil esparcir la comida y que el calor se distribuya de forma homogénea.
• Remueve los alimentos: en mitad del calentamiento, mueve los alimentos un poco para evitar los puntos fríos y asegurarnos de que toda la comida alcanza la misma temperatura.
• Deja la comida reposar: antes de sacarla del microondas, deja que la comida repose un par de minutos dentro del electrodoméstico.

Si después de probar todos estos trucos notas que la comida sigue quedando fría y el plato caliente, todavía tengo algunas recomendaciones que puedes llevar a cabo:

• Utilizar recipientes aptos para microondas: aunque pensemos que se puede meter cualquier cosa en el microondas, lo cierto es que no. Hay platos de vidrio o cerámica que se han diseñado específicamente para este uso precisamente porque absorben menos energía y se calientan menos.
• Cubrir la comida: los microondas suelen venir con una tapa de plástico que tiene una función clara, la de mantener el vapor y reducir el tiempo necesario para calentar la comida.
• Comprobar que el plato giratorio funciona correctamente: si queremos evitar ciertas zonas donde se concentra más el calor deberíamos comprobar que el plato giratorio esté funcionando bien.

Poniendo todos estos consejos en práctica tendremos, casi, asegurado que nuestra comida nunca más saldrá fría aunque nos quememos los dedos al coger el plato.

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